Friday, October 23, 2009

Entrevista a ANALÍA PINTO

¿Qué es para usted la poesía?

La poesía es pasión, subversión, transgresión, rebelión. La poesía ataca, invade, molesta, conmueve, se ensaña. Es un reordenamiento de todas las piezas que conformaban nuestro mundo. La poesía es una cachetada en plena cara. Si un poema no me arranca del mundo ordinario y me lleva al suyo de prepo, entonces no es un poema, es apenas un texto, un agrupamiento cualquiera de palabras, uno más. La poesía es exactamente todo lo contrario a ese "uno más". Cada poema es un nuevo elemento significante y significativo del universo o no es nada. La poesía no es versitos tibios, edulcorados, rimados y "bonitos". La poesía no se hace con buenos sentimientos ni con buenas intenciones ni con nada de lo que usualmente se cree que es el material primordial de la poesía. El material primordial de la poesía es el lenguaje. El lenguaje y el hombre. El hombre y sus vísceras, lo más hondo de sus entrañas, lo más ominoso de su alma, lo más recóndito de su espíritu. La poesía no es el parte meteorológico de mi alma atribulada hoy sino el estado de reflexión más alto al que puede llegar un ser humano. Y es también un aviso, un carpe diem constante, un ¡mentís! a los omnímodos poderes del mundo, una denuncia inalienable e implacable de la belleza y la verdad que nos rodean. La poesía es lo que le da sentido a todo lo demás, junto con el amor, los amigos, la familia, el saber, todas esas cosas que ya a casi nadie le importan. A los poetas sí les importan, por suerte.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

Tengo 35 años, escribo desde siempre, estudié Letras (pero no me recibí ni pienso hacerlo), nunca quise hacer otra cosa que escribir. Edité y dirigí un boletín literario con el que me divertía mucho entre el 2003 y el 2006. Moderé un foro literario junto con mi compi Karina Sacerdote entre el 2004 y el 2005, en el que siempre traté de hacer entender que la poesía no es "escribir bonito" o repetir formulitas gastadas, pero creo que no tuve mucha suerte con mi prédica. A fines del 2005 me convocaron para un proyecto cultural muy importante, el Diccionario de Autores Argentinos, editado por Petrobrás en el 2007, para el cual realicé reseñas, coordiné equipos de trabajo, armé, corregí y edité el texto final, entre otras cosas. Comencé a concursar en certámenes literarios hacia 1995, con suerte varia, aunque nunca del todo desfavorable. A fines del 2007 obtuve el Primer Premio en el concurso de la editorial platense Hespérides, fruto del cual es mi primer libro de poemas, Peaches en Regalia. Tengo varios blogs y en la actualidad me desempeño como cronista teatral para la agencia de noticias ANSud (www.ansud.com), trabajo en la Universidad Nacional de La Plata, en el Servicio de Difusión de la Creación Intelectual y conduzco, junto con Karina Sacerdote y Laura Zapavigna, el ciclo de poesía Bendita Erato. También estoy incursionando en la historieta, la fotografía y el arte correo.

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

Empecé a escribir oficialmente a los 15 años por un amor contrariado (¡qué otra cosa iba a ser!), pero en realidad había escrito siempre y siempre supe que esto era lo que quería hacer y ninguna otra cosa.

¿Cómo definiría a su poesía?

Voy a definirla como la definió alguien a quien le regalé una vez mi libro de poemas: "visceral y delicada". O, como la definió mi maestro, el escritor Marcelo di Marco, "extrañamente hermosa". Si tuviera que dar una definición propia, basada en mi propia praxis poética, diría que entablo una lucha feroz, delirante y absurda con el lenguaje cada vez que escribo un poema, no porque no pueda escribir si no porque nunca puedo decir lo que yo quiero decir como yo quiero decirlo. Quiero un gato violeta y me sale un perro verde. O como decía Vallejo, quiero escribir y me sale espuma. Algo así. Pero siempre corrijo y trabajo mi espuma, mi perro verde, mi ornitorrinco púrpura o el engendro que me haya salido para que sea lo más parecido posible al ideal platónico que reside -imposible- en mi cabeza.

¿Qué autores influyeron en su poética?

Puff, muchos, cientos. Pero me circunscribiré a mis padres nutricios: Charles Baudelaire, Alejandra Pizarnik, los primeros. En una segunda línea de influencia se encontrarían Oliverio Girondo, Alfonsina Storni, Roberto Juarroz, César Vallejo, Pedro Salinas, Catulo. Más al fondo, monstruos como Emily Dickinson o Yves Bonnefoy o Amelia Biagioni o... una lista larguísima de poetas de todos los tiempos y lugares. Últimos descubrimientos-deslumbramientos: Blanca Varela, Leonor García Hernando, María Emilia Cornejo.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Decir lo que yo quiero decir. Aunque nunca lo logre. Aunque siempre me salga otra cosa. No importa. Seguiré. Persistiré. Insistiré. No creo que sea otra la tarea del poeta. Insistir, persistir, resistir. Decir, decir. Señalar, apuntar, anotar. Y descubrir.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

Optaría por "Sucede que me canso de ser mujer" porque resume bastante bien mi pensamiento acerca de lo que me sucede usualmente y también porque es una buena muestra de lo que entiendo por "poesía". También lo elegiría porque sé que tiene buena acogida entre la gente que lo ha leído o escuchado.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Ha cambiado tanto como el resto de mi persona. Considero que la poesía puede y debe adueñarse de todos los recovecos del lenguaje (entendiendo por esto no sólo el idioma natal del poeta sino todos los idiomas, todas las jergas, todos los lectos) y usarlos en su beneficio. Todo va a parar al molino de la poesía. Todo sirve allí. No hay palabras más o menos prestigiosas, hay sólo palabras, hay gemas deslumbrantes, hay pepitas de oro puro, hay también bijouterie y baratijas, morralla, desechos y detritus. Pero todo sirve a la poesía porque nada le es ajeno, en tanto parte del hombre mismo para llegar al fondo de él y de sí misma.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

Creo que definitivamente se nace escritor pero con eso solo no alcanza, el escritor debe hacerse a sí mismo también en un largo aprendizaje de horas de lectura y páginas y páginas de escritura. El talento es dado pero es tarea del escritor ponerse a pulir y ejercitar día tras día ese y cualquier otro talento que tenga. Entiendo también que no se puede enseñar a escribir, pero sí se puede enseñar a corregir y se pueden enseñar técnicas para desatar la creatividad anudada, para desbloquearse y que todo fluya mejor. Pero nada de esto servirá si el interesado no tiene un verdadero compromiso con la palabra y con todo lo que ella implica.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

A cualquiera que se inicie le diría que primeramente establezca una diferencia: si la escritura va a ser para él un simple desahogo catártico, una descarga terapéutica, que ni se moleste en seguir leyendo y siga dedicándose a esto como un hobby, cosa que personalmente me resulta muy chocante pero que es absolutamente valedera. Ahora, si para esa persona la escritura va a ser un canal creativo, si la escritura es una necesidad imperiosa y no solamente ponerme a escribir por lo mal que me siento, entonces le diría que lo primero que tiene que hacer es LEER y lo segundo es SEGUIR LEYENDO y lo tercero es LEER AÚN MÁS y recién después empezar a escribir, sin dejar de leer nunca y teniendo claro que PARA NOVEDADES, LOS CLÁSICOS. Ya se ha dicho todo, ya se ha hecho todo, ya no queda nada novedoso bajo el sol, así que más vale que lo que tenga para decir sea absolutamente imprescindible y lo más original posible, porque está lleno de pseudo-poetas y de plumíferos de toda especie que descubren el agua tibia a cada rato. Quien se adentre en el camino de la escritura que no espere rosas, más bien continuas espinas, pero que espere también las recompensas más altas y más gratas si se atreve a ir a fondo en esto.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

Pienso que es bastante deprimente el panorama actual, donde hay "editoriales" que ni siquiera tienen una persona designada como "editor" (mucho menos un corrector!!!) y por ende publican a cualquiera que ponga su correspondiente óbolo sobre la mesa. La poesía, la literatura, bien gracias. No hay nadie que se atreva a decirle a esos que quieren publicar a cualquier precio (precisamente eso es lo que sucede!): "flaco, esto es una porquería, laburalo, corregilo, y traelo de nuevo". No hay el menor cuidado por la forma, por la presentación, salvo contadas excepciones (la editorial Vinciguerra es un ejemplo en este sentido de cómo hay que trabajar y cuidar un libro; lo mismo El Mono Armado). Pero por suerte hay también otra serie de editoriales que entienden que aunque sea negocio no deja de ser arte y se preocupan por todos los detalles y hasta promueven nuevas experiencias editoriales, como la editorial Vox, de Bahía Blanca.

Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

Para eso los invito a leer mi blog de reseñas de libros, donde encontrarán comentados libros de poesía, novelas, ensayos y cuentos: http://abisalfauna.blogspot.com

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?

Me parece estupendo que haya tantos canales de difusión. Lo único lamentable de Internet es la falta de "control de calidad" que existe en la mayoría de los sitios: reitero: nadie se preocupa por la forma, por la ortografía, por la disposición tipográfica, porque suponen que es el "contenido" lo que importa y es exactamente al revés, en mi opinión. Lo que importa es CÓMO se dicen las cosas y en ese cómo se incluyen "minucias" tales como las citadas y otras tantas más. Pero más allá de este escollo, es realmente muy bueno que haya tantas formas y posibilidades de difundir y propalar lo que uno hace con tanta pasión y esmero.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Agregaría sólo algo de Baudelaire: "Hay que embriagarse siempre. De vino, de poesía o de virtud."


ANALÍA PINTO