¿Qué es para usted la poesía?
La poesía, como cualquier manifestación del
arte, cualquier revelación de la belleza, es siempre un acto de compromiso con
el Otro. Es una definición que utilizo siempre. Se mantiene constante en la
vida, porque el lenguaje poético tiene la posibilidad de viajar por todos los
sentidos y abarcar de diferentes maneras la idea de crear algo nuevo.
¿Podría usted contarnos un poco de su vida,
de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?
Soy de Coronda, provincia de Santa Fe.
Autor de diecisiete libros de poesía y uno de ensayo. Los títulos recientes son
De abajo mira el cielo, editado por la Universidad Nacional del Litoral y
Haikus felinos, publicado en Ediciones La Yunta. También compartí con otros
autores extranjeros un libro de relatos, varias antologías poéticas y, desde mi
experiencia como sociólogo y profesor universitario, algunos ensayos
académicos. Otra de mis actividades ha estado relacionada con el periodismo y
la prensa institucional, donde trabajé largo tiempo. Actualmente, me dedico
sólo a la labor literaria, intentando culminar con tres nuevos poemarios que
responden a distintas indagaciones y temáticas. Mientras, colaboro con
artículos literarios en medios nacionales y extranjeros. Y concurro a
encuentros o festivales poéticos, cuando tengo el honor de ser invitado.
Respecto a distinciones literarias, puedo mencionar el premio José Pedroni, que
otorgó la provincia de Santa Fe por el libro Isla adentro, o el segundo premio
municipal de la Ciudad de Buenos Aires (que recibe y evalúa obras de todo el
país y me consta que muchos escritores del interior no lo saben), por el libro
Un niño en la orilla.
¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?
Mi primer poema lo escribí a los 13 años,
ante la inesperada muerte de mi hermana Graciela, en su plena y bella juventud.
Fue un impacto muy fuerte y esa inmensa tristeza se aferró a un papel en
blanco. A partir de allí asumí el rol de obstinado aprendiz de poeta y asiduo
lector de poesía. Y así sigo, desde el primer día de haber descubierto aquella revelación.
¿Cómo definiría a su poesía?
Mi poesía tiene una marcada tendencia naturalista. Creo que el hábitat cumple la función simbólica de ser el eje del mundo y nada se puede hacer sin él. Es el tránsito hacia todos los espacios y los tiempos. Y dentro de ella, rescato el río, que es lo inmanente, lo que fluye, el reflejo vivo de la memoria. Pero no todo termina en la mirada, porque mis poemas absorben escenarios, hechos y actores de la dura vida cotidiana, que oscilan emocionalmente entre la previsibilidad que promueve el pensamiento y la imprevisibilidad que surge de la percepción.
¿Qué autores influyeron en su poética?
Muchos. Siempre me interesé por la forma de
decir de cada autor, apreciar el cómo más que el qué. Comencé con Whitman,
Vallejo, Neruda, Miguel Hernández, Borges. Fueron los poetas que me acercó la
profesora de literatura de la secundaria. Después pasaron los clásicos, los
románticos, los existencialistas, otras voces indispensables como Rilke y
Kavafis, hasta que llegaron los surrealistas y admiré a casi todos, porque
dieron vuelta el mapa de la poesía universal. También incorporé a creadores
fundamentales de mi pago litoraleño, como Ortíz, Pedroni, Mastronardi,
Biagioni, Madariaga, Veiravé, Balbi, entre tantos otros. Hoy sigo disfrutando a
muchos poetas nacionales y extranjeros, sobre todo los que proponen escrituras
trascedentes para reflexionar, reparar o simplemente conmover. El lenguaje hace
la diferencia.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con
su poética?
Como creador, haber podido alcanzar la
belleza. Por el momento, que se reconozca el esplendor de sus imágenes y la
autenticidad de su decir.
¿Qué poema elegiría usted si tiene que
optar por uno en especial? ¿Por qué?
Elijo dos: uno es La salvación, porque es
el texto que eligió Raúl Gustavo Aguirre para darme ese empujón del diablo, que
todo joven poeta siempre necesita para animarse a seguir escribiendo; el otro
se titula El camino del agua, porque representa la resignificación de una parte
valiosa de mi vida a través de la escritura.
¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo
largo de los años?
Cambia a través de la contemplación que se
tiene sobre el mundo natural y social que nos rodea. Un texto siempre refleja
algo de lo real, aunque lo maquillemos de ficción. Lo importante es que el
lenguaje siempre sea disruptivo, como suelen ser los sentimientos.
¿Para usted se nace o se hace escritor?
Se hace. La escritura es una construcción
social.
¿Qué consejos le daría a un joven
escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?
Sugiero mucha lectura, desentrañar
cualquier libro que cautive. Escribir por convicción, bajo la luz de la
conciencia y del ingenio. No mirarse en el espejo del ego, porque ningún halago
personal hace que uno sea más importante que su obra.
¿Cómo ve usted actualmente la industria
editorial?
En general, las grandes empresas
editoriales excluyen la poesía, no por desagrado, sino porque consideran que no
hay mercado para ella. Por lo tanto, casi todos los poetas dependemos de las
editoriales independientes, que hacen lo que pueden; o de los proyectos
editoriales de distintos organismos e instituciones, que a su vez dependen de
los recursos que tengan a su alcance. Lamentablemente, estamos frente a la
mayor contradicción de la historia literaria: todos se deslumbran ante un
poema, pero pocos se animan a comprar un libro de poemas.
Si tuviera que recomendar un libro de
poesía, prosa, cuento, novela, etc. ¿Cuáles recomendaría?
Dejando de lado las lecturas a las que
siempre regreso por diferentes razones, recomiendo asombrarse con Poesía no
completa, de Wislawa Szymborska; con Un soplo de vida, de Clarice Lispector, en
narrativa; y con En infinito en un junco, de Irene Vallejo, en ensayo
literario.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión
de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos,
revistas virtuales, ñusleter, blogs etc.?
Para el creador, es un alivio, por la
manera continua y eficaz de difundir textos, comentarios y noticias. El uso de
estos medios ha posibilitado un contacto más fluido entre muchos colegas y amigos
de distintas partes del mundo. La perspicacia de la instantaneidad.
Por último ¿Quiere usted agregar algo?
Agradecer este espacio. Me reconforta estar
en la poesía, siempre, más allá de los trastornos existenciales.
César Bisso
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