Entrevista a JAVIER A. SALEH
¿Qué es para usted la poesía?
Si la poesía es todo, nada es poesía. No hay poesía sin
poetas. Decir con lo indecible e indecir con lo decible, simultáneamente.
Posicionado ahí. La característica de la poesía es no ser. No es Clarín ni
Página 12, ni un panfleto del Partido Obrero, no es un prospecto de Clonazepan,
ni es un manual del usuario para instalar Windows. Por algo los que hacemos
talleres le ponemos: de Poesía, de Escritura, Literario, o Creativo. No ponemos
Taller de Música o de Pintura o de Tarot.
Sabiendo que puede
estar lo musical, lo pictórico en cualquier acción poética así como está lo
poético en el cine. Por eso generalmente los directores de cine hacen
películas, no libros. Hablo de la poesía escrita. Lo demás (eso de que la
poesía está en todos lados), es cuestión de cambiar el sustantivo y listo.
También la filosofía está en todos lados, la pintura, y la música y el agua.
Absoluto, vade retro.
¿Podría usted contarnos
un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad
literaria?
Nací en Boedo (una idea que insiste). Soy motociclista.
Recorrí en moto (solo) toda la república Argentina, Uruguay, sur de Brasil,
toda Bolivia, Chile de taco a punta y en el 2013 cumplí lo que parecía mi
máximo sueño : Cuzco (Perú) en mi Kawasaki Ltd 454. Aunque todavía sigo
llegando de mi Meca motociclística: mi flamante viaje a Ecuador (Quito) en moto
en el 2015. Nada más surrealista que cumplir sueños.
Con el grupo de poetas “los 12 Griegos” fundamos el Taller
de Poesía Autogestionado “La Mesa Cuadrada” y desde 2002 al 2006 nos apropiamos
de gestionar la poesía en diferentes casas, gratuita y horizontalmente.
Fui uno de los fundadores de La Hernia de Sísifo, grupo
multiartístico de 12 integrantes que en forma gratuita desde el 2009 recorrió
el país durante 5 años haciendo encuentros poéticos donde la música en vivo, la
poesía, el periodismo, el teatro y el cine se interceptaban en un formato de
Radio Abierta.
En el 2013 inicié el proyecto de Taller de Radio “Tres Coma
Catorce” en escuelas Rurales. Ahora también en el barrio de Liniers, CABA,
donde en el 2014 inauguré el Taller de Escritura “La Cesárea”.
En el 2014 participé como director y guionista del
Documental “La Nuestredad, historia de una montaña”. También mis poesías
relataron las intro de toda la Serie Documental “De Glew a Paso del Rey”. Fui
guionista para la Productora Uramielo en los cortometrajes “La Tela es
Violencia” y “Herodes No”.
Fui invitado como relator y guionista del proyecto musical
“Hilito de Agua, 3000kms de historias” próximo a editarse.
Por ahora he expuesto un sólo libro: Sujeto sobre uno avos
(2016). Tengo otros tres inéditos que no tienen el más mínimo apuro.
Estudié Ingeniería Mecánica y Filosofía. Doy clases de
Física, Análisis Matemático y Dibujo Técnico en Escuelas Secundarias.
¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?
Sólo puedo/quiero escribir pensando que cada vez que escribo
estoy empezando a escribir. Pero para los fanáticos de la primera vez primera,
y entendiendo que escritura no es sólo un lápiz y un papel, cuando tenía 7 u 8
años imaginé en mi cerebro, lo que sería no existir, morirse sin ver la
película desde una nube, nada, la nada misma, no estar. La experiencia fue
angustiante. Pero fue el primer escalón para ponerme de pie en la poesía.
Escribo porque la muerte. Pero también porque la poesía.
¿Cómo definiría a su poesía?
Como una definición indefiniéndose una y otra vez. Desde la
ironía, el juego (jugado seriamente), la paradoja, la dureza, la violencia del
sentido y sobre el sentido. Fundamentalmente, lo artesanal de la cosa. El caos
artesanal del caos.
¿Qué autores influyeron en su poética?
Cuánto influencia el pedazo de tierra después de quedar sólo
las pepitas de oro (lo que uno cree oro para uno, lo que uno transforma en su
oro personal o en su tierra personal) en
el tamiz? Todo y nada. Y sin embargo esas montañas seguirán montañas. La
influencia es siempre a ganas de escribir, no tanto al cómo o al qué. Leo
poesía todo el tiempo, todo lo que me llega en mano o de mi búsqueda de nuevas
voces poéticas ya sea en ciclos o en internet, todo lo que leo termina siendo
el vértigo necesario desde donde uno decide pararse a la hora de escribir o
armar un corpus poético. Soy un apasionado de la filosofía universal, trato de
ver una película por día o un capítulo de alguna serie (uso mucho el cine en
mis talleres de escritura) y por supuesto el jazz siempre el jazz me lleva a
buscar la atonalidad también en la escritura. Mis talleristas me influencian
todos los días.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
A la hora de escribir. No hay nada por delante. Salvo escritura.
Ni un “la poesía es el otro” ni un libro
editado como finalidad. Mi poética debe generarme “sólo” ganas de escribir.
Editar no tiene nada que ver con lo poético. Es otra instancia artística que
como un juego, como un desafío, me desafío. Pero no es el faro de nada. Y así
como siento así, también me pasa que después de la escritura, una vez terminado
ese proceso poético, ahí sí, está el abrazo con el otro, con ese otro elegido y
que nos elige para compartir e intercambiar códigos, complicidades, las ganas
de juntarnos a detectar cómo funcionan los dispositivos poéticos, las devoluciones desinteresadas, el boca en
boca, el hombro en hombro. Los mapas de un viento determinado.
¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en
especial? ¿Por qué?
Lo mismo que las influencias. No tengo un poema de otro
poeta que elegiría como especial. Nombrar es fascista. Sobre todo cuando la
lista es larga. Hay infinidad de poemas y de poéticas que me resultan del
carajo. Esa sensación de incomodidad que sentís en el estómago. Ahí está mi
parámetro, en el estómago, y no estoy hablando de mariposas. Pero me parece que
lo que debería marcar a un poeta es la capacidad de discernir sobre un poema
malo de un poeta que admira. Como un aprendizaje de autocorrección.
¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los
años?
El arte en el que creo no tiene evolución. No tiene moral.
Obviamente me refiero a una vez construida la biblioteca personal, cierta
historicidad de lo hecho en poesía, sabidos. Partimos de un idioma que no
elegimos ni creamos, de una sintaxis oficial que no inventamos y sin embargo la
creatividad sigue existiendo a pesar de no ser nunca un cero absoluto desde
donde navegar. La originalidad no me interesa, nada nunca fue original. Me
interesa la autenticidad. La genuinidad. Y en ese sentido espero que mi
lenguaje poético no haya tenido cambios. Lo que sí cambian son las
herramientas, los decires y las indecibilidades, los qué y los cómo. Pero
“cambian” no es la palabra. Se alternan y a veces se simultanean. No tengo una
moral sobre cómo escribir. Sí, sobre cómo no.
¿Para usted se nace o se hace escritor?
Se hace o se nace asesino?
No creo que nadie nazca para nada, nace el obrero para morir obrero? No
creo que haya un cromosoma x para ser poeta. O asesino. Si por nacer se
entiende el entorno, padres intelectuales, ponele, con eso nunca alcanza y con
sólo desear serlo tampoco, a veces no hay talento (y válido para cualquier otra
cosa, incluso con sólo desear no serlo, tampoco alcanza). Pero también sé que
la NBA tuvo 23 jugadores que midieron menos de 1,75 metros. Porque si hablo de
talento hablo de que cuando uno tiene cáncer va a un médico y no a un vecino
que cura las ojeras, y si se rompe el sistema eléctrico se llama a un
electricista preferentemente matriculado y no a un mero encintador de cables. Y
no estoy hablando de títulos que avalen. A veces el talento tapa el deseo de
esforzarse. Desconfío del talento. Mejor dicho, creo en el talento de la
búsqueda, de lo artesano, de la experimentación. Hablo del talento del cirujano
que si corta mal, alguien se le muere. Hablo de la construcción del talento. Y
que si yo hacho madera para hacer asado no es que ya soy carpintero. Hay más
ganas de ser poeta, de decir que se es poeta (sobre todo gracias a feisbuc) que
de escribir poesía. El tema de que nuestra materia prima sea la misma (a
priori, muy a priori) que la que usamos para comunicarnos (como si pudiéramos)
oralmente o por feisbuc puede llevar a confusión. El otro día hice una tortilla
y eso no me convierte en chef. Saber escribir no es lo mismo que ser escritor.
Para jugar al fútbol no alcanza con ser crack, requiere estado físico,
concentración, equilibrar el estado anímico y mucho entrenamiento con y sin
pelota. Lo mismo.
¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se
inicia en este bello camino de la PALABRA?
En realidad ninguno. Creo en el autodidactismo. Pero si
tuviera un revólver en la cabeza le daría cuatro consejos: Leer.
¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
Una cosa es la poética de un autor, su escritura, y otra muy
distinta y lejana es la industria editorial. Si bien hay movidas interesantes
(de buena cepa) encasilladas en lo editorial independiente, ya la palabra
industria me remite a lo peor del capitalismo. Y este otro lenguaje que es la
poesía no puede nunca (sí que puede, quise decir no debería) asociarse al
sistema. No para hacerle daño al sistema (ya que la poesía no creo que le haya
movido nunca un pelo al imperio dominante) sino para que el sistema no le haga
daño a ella, o le quite esa libertad que es su esencia. El arte siempre fuera
del Estado. Una poesía gestionada por poetas sin Ministerio de Cultura sin nada
sin Monsanto o Techint. Autogestión o autogestión. Edición de autor,
preferentemente, o por editores poetas. No necesitamos más que juntarnos. Esa
asamblea que propone siempre Szpunberg pero que nadie escucha.
Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento,
novela etc ¿Cuáles recomendaría?
Sería muy injusto con mi biblioteca. Y ella no se lo merece.
Prefiero ser injusto con tu pregunta.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra,
ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas
virtuales, ñusleter, blogs etc?
Creo que nos unió a poetas que en otros tiempos hubiera sido
impensado juntarnos. O conocer poéticas a la que jamás hubiéramos tenido acceso
si no fuera por la existencia de internet y sus famosos pdfs. Con el colectivo
de La Hernia de Sísifo del cual formé parte, ha sido muy fructífero a nivel
publicidad y contactos con el resto del país, máxime que La Hernia se hacía
siempre en un punto distinto de la Argentina, cada mes yendo al lugar de origen
del poeta invitado. Por otro lado tanto
en un blog como en un muro de feisbuc, una foto al lado de Gelman o Bellesi no
hace al poeta. Ni siquiera un afiche de poeta invitado hace al poeta ni la
presencia en tal o cual festival ni aunque sea el más internacional del mundo.
Su poética lo hace. O no. Y contra eso no hay con qué.
Por último ¿Quiere usted agregar algo?
Tu laburo desinteresado aporta tanto a la poesía!
JAVIER A. SALEH
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