Entrevista a SANDRA PIEN
¿Qué es para usted la poesía?
Ante tu pregunta, debo señalar una
diferencia sustancial entre poesía y poema. La poesía es una cierta mirada ante
la vida. Encontramos poesía –si sabemos verla– en una puesta de sol, en un
amanecer o un atardecer en una playa, en la mirada de un niño, en un momento
mágico compartido con seres queridos y que de repente nos damos cuenta de que
ese instante es poético, en amantes que caminan en silencio, en la belleza y en
el dolor del mundo. La poesía no nos es indiferente. El poema es la poesía en
el molde del poema; como si fuera un molde de torta, con letras y palabras, con
su espacialidad particular o sin ella, con su sonoridad única, el poema da
forma a la poesía. La definición que les doy a mis alumnos es que un poema es
una emoción contada.
¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas,
sus premios, su actividad literaria?
Comencé a leer poemas desde muy chica, mi casa era una casa de libros, y la lectura fue para mí siempre un gran refugio y una gran delicia. A los 14 años, a instancias de una vecina escritora, María Elena Dubecq, me inscribí en talleres literarios en la SADE, Sociedad Argentina de Escritores. Allí tuve como orientadores a dos grandes escritores: en poesía, a Beatriz Lacunza, poeta; y en narrativa, a Mario Lancelotti, un maestro del cuento. Estudié periodismo y a los 19 ya era pasante en la Agencia de Noticias Télam; desarrollé esa carrera profesional en el periodismo gráfico y radial. Paralelamente, estudié la Licenciatura en Letras en la UBA, y ejerzo la tarea docente y soy tallerista. Tengo nueve libros de poemas publicados, participé en varias antologías y soy autora de una biografía periodística. Recibí el premio Puma por parte de la Fundación Argentina para la Poesía y tengo el honor de haber sido incluida en el tomo XVI de la gran antología de poetas argentinos que esa institución publica desde hace años.
¿Cuándo empezó a escribir? ¿Por qué?
Con el goce de la lectura comenzaron a aparecer los primeros poemas, que yo no los veía siquiera como poemas, eran mis escritos en un cuaderno de adolescente. Escribo desde que me recuerdo escribiendo; desde muy chica y a escondidas, era solo para mí ese descubrimiento y esa descripción del mundo. Escribo poemas para entender, escribir para mí protege y sana.
¿Cómo definiría su poesía?
Como la definí arriba, una mirada
particular del mundo hecha palabra. Porque el instrumento, la herramienta, el
material, es la palabra. Y el resultado es una emoción contada en palabras, es
decir que debe entenderse en los espacios
en los que no hay palabras.
¿Qué autores influyeron en su poética?
Influyeron e influyen en mí los poetas
clásicos, o lo que ellos representan –Homero, Safo, Virgilio, Catulo, Ovidio,
Tibulo, Dante Alighieri– y Antonio Machado, Miguel Hernández, García Lorca,
Walt Whitman, Dylan Thomas, Jorge Luis Borges, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik,
Jaime Dávalos, los de la Generación Beat, los franceses Baudelaire, Artaud,
Paul Eluard, Jacques Prevèrt y otros, Kavafis, Emily Dickinson, Raymond Carver,
Pablo Neruda, Octavio Paz, Silvina Ocampo, María Elena Walsh, Juan L. Ortiz,
José Pedroni, Luis García Montero, José Martí, los japoneses antiguos
escritores de haikus, y tantos y tantas otras y otros. Es una lista
interminable.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con
su poética?
¿Fin? Ninguno. Escribo poemas porque necesito escribirlos. Y los corrijo y los recorrijo, hasta que logro publicar un nuevo libro para dejar de corregir.
¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar
por uno en especial? ¿Por qué?
Se hace difícil elegir uno solo. Ante la
pregunta, elegiría Fundación mítica de Buenos Aires, de Borges, porque me
interpela permanentemente.
¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo
largo de los años?
Muchísimo ha cambiado, cambia
permanentemente, por las circunstancias de la vida que atravesamos, porque
tenemos nuevas lecturas y nuevas experiencias vitales; en síntesis, y como dice
el filósofo Heráclito, (porque) “no nos bañamos dos veces en el mismo río” o,
como dice Neruda en el poema XX, (porque) “nosotros, los de entonces, ya no
somos los mismos”. ¿Cómo ha cambiado? Esa respuesta solo podría responderla un
lector, una lectora. Subjetivamente, solo atino a decir que las palabras que
antes me resonaban y me resonaron, ya no lo hacen de la misma manera. Y por
suerte, me resuenan otras.
¿Para usted se nace o se hace escritor?
Es muy soberbio y elitista decir que se
nace escritor, todos somos escritores. El camino está en la voluntad.
¿Qué consejos le daría a un joven
escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?
No es bueno dar consejos, no me gusta
darlos. Pero si hubiera que dar uno, sería que lea, que lea, que lea, y que
escriba, que escriba, que escriba. Como decía Roberto Arlt, se es escritor por
prepotencia de trabajo.
¿Cómo ve usted actualmente la industria
editorial?
Horrible: hay poca gente que lee, a un escritor le cuesta muchísimo poder editar, los libros están muy caros, hay monopolio de grandes editoriales. En fin, que el panorama en esta segunda década del siglo XXI es bastante funesto.
Si tuviera que recomendar un libro de
poesía, prosa, cuento, novela etc, ¿cuáles recomendaría?
Imposible recomendar un solo libro, ¡son tantos! El / la que quiera leer, que no se pierda esa fiesta. La lectura es una fiesta, la fiesta del ser, como titulé mi primer libro de poemas. Y hay que leer de todo para poder formarse un criterio, un gusto propio. Hay que leer sistemáticamente y asistemáticamente. Y leer, leer, leer. El problema es que hay poca gente lee, nos ha ganado la cultura de la imagen. Y per se no es malo, el tema es que ya no se lee. Y al no leer, se hace difícil luego el poder realizar el mecanismo de reconversión, completar el círculo hacia la escritura. No se puede escribir si no se ha leído antes, si se desconoce que la idea que se me ocurrió ya antes fue escrita.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión
de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos,
revistas virtuales, newsletter, blogs
etc?
¡Bienvenidas son! Todo lo que difunda nunca será poco. Y siempre habrá un lector, una lectora, que lo busque, que lo encuentre, que lo necesite, que lo disfrute.
Por último, ¿Quiere usted agregar algo?
Me queda por decirte un enorme gracias,
querido Gustavo Tisocco, por tu gran obra en favor de la difusión de la poesía.
Sandra Pien
3 Comments:
Muy interesante reportaje.
Gracias Sandra un abrazo grande y presente alba
Bella intervista un abbraccio agostino
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