Entrevista a CLAUDIO GÓMEZ
¿Qué es para usted la poesía?
Una forma de relacionarme con el mundo, de
detener el tiempo. No tengo una definición precisa sobre el término “poesía”.
Tal vez las palabras y el silencio del poema sean una forma de expresión de la
poesía, pero no la única. Los poetas son mediadores atravesados por la
posibilidad del decir.
¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas,
sus premios, su actividad literaria?
Soy profesor de Lengua y Literatura en
nivel secundario y terciario. Hice talleres con Juan Gelman, Walter Lezcano,
Nicolás Correa y Elena Annibali.
Desde el año 2008 recibí premios y
distinciones en poesía y narrativa. Fui publicado en antologías de Argentina:
CABA (Ediciones Ruinas Circulares 2014/ Ediciones Monserrat 2018, 2019 y 2020),
Buenos Aires (Editorial Alegría de los vientos, 2020), Rosario (Centro Cultural
de “La Toma” Ediciones 2020), Mendoza (Bruma Ediciones 2014) y Entre Ríos
(Campo, Edit. Camalote 2022); España (Érase una vez… un microcuento” 2013).
También en revistas, blog y sitios de Argentina y Chile.
Publiqué las plaquetas La mutilación del
sonido (Ediciones Monserrat, 2018), Ruido (Ediciones Arroyo, Santa Fe, 2021) y
los libros La pasión es un bardo (Ombligo Cuadrado ediciones, 2019) y Lo que
sale de su cauce (Kintsugi Editora, 2022).
Formo parte del ciclo itinerante de poesía
y narrativa Ciclo Monserrat. Con el
ciclo (Ediciones Monserrat) editamos 13 plaquetas, 3 antologías y 3 libros de
poemas. También coordino, junto a Laura Bravo y Emilce Fernández, el blog No es
un sitio de libros.
¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?
Empecé en la adolescencia. Dibujaba (en un
tiempo estudié dibujo) y al lado escribía pequeñas frases que pretendían cierto
lirismo. Mi acercamiento a la poesía es la historieta de maestros como Breccia,
Hugo Pratt, Oesterheld, Robin Wood, etc. Siempre había una cita de algún poeta
y de ese modo hacía un mapa de búsquedas que fue marcando el camino lector.
¿Cómo definiría a su poesía?
No es algo que pueda responder. Cada vez
trabajo más con el silencio y lo breve.
¿Qué autores influyeron en su poética?
Muchos, fueron por épocas. Ahora estoy
volviendo a Juan Gelman, Juan Manuel Inchauspe, Joaquín Giannuzzi, Viel
Temperley, Porchia, Miguel Ángel Bustos, Verlaine, Rimbaud, Emily Dickinson.
También me gusta mucho la poesía oriental, aunque sé menos de lo que quisiera.
El haiku y la poesía china. Me gusta el lugar que ocupa el silencio y la
naturaleza.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con
su poética?
No tengo un fin urgente. Logré que gente
que admiro me haya compartido sus lecturas, pareces, entusiasmos. Eso es un
montón. Compartir momentos en torno a la poesía y que alguien te diga que lo
que hacés le interesó, le inquietó, le gustó, es algo siempre inesperado y
hermoso. Que lo producido haga su propio camino. Por otro lado, desde el punto
de vista personal, seguir aprendiendo, leyendo, escuchando y escribiendo sin
prisa.
¿Qué poema elegiría usted si tiene que
optar por uno en especial? ¿Por qué?
Hay poema de Irene Gruss que tenía escrito
a mano en un papelito. Estaba pegado en la heladera, todos los días pasaba y lo
leía. Lo tuve muchos años y me hacía muy bien.
“Pocas veces el ojo/ es honesto consigo
mismo./ Precisa la ficción/ como el aire la boca./ El sueño ve/ cosas que el
ojo/ ni imagina./ La honestidad no se reduce/ a abrir/ o cerrar/ los ojos./
Parpadear debería ser constante”.
¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo
largo de los años?
Cambió mucho. Escribo mucho y muestro poco.
En los archivos tengo carpetas desde hace más de quince años y mucho material.
Además de los cuadernos. Comencé bastante barroco, después más limpio y
extenso. Jugué con los versos y las estrofas. Luego escribí breve y también
haikus. El primer libro es casi narrativo, caótico, punk; con mucha ironía y
bromas internas. El segundo libro es otra cosa. Los versos breves, las estrofas
de un verso, el trabajo con el silencio y la ausencia de signos de
puntuación. Tengo tres libros cerrados
inéditos que son diferentes a los otros. Además, siempre escribí narrativa,
aunque todavía no haya publicado nada. Creo que
los cambios tienen que ver con las búsquedas y estoy seguro que seguirán
sucediendo.
¿Para usted se nace o se hace escritor?
No conozco a nadie que haya nacido
escritor, tampoco creo en el talento. Escribir en cualquiera de sus formas es
un trabajo. Uno se hace en ese placer.
¿Qué consejos le daría a un joven
escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?
¿Consejos? Eso sería demasiado.
Leer mucho, cultivar la paciencia y la
escucha. Tener un universo propio y hacerlo crecer es lo mejor contra cualquier
tipo de posible frustración o fantasma. Estar en estado poético y conectado con
eso. No hablo de cierto misticismo (que lo puede haber), sino de estar atento.
No importa a que se dediquen. Leónidas Escudero era minero, T.S.Eliot fue
bancario, William Carlos Williams médico.
¿Cómo ve usted actualmente la industria
editorial?
La industria editorial se encuentra en un
momento de producción muy interesante, sobre todo las editoriales
independientes que son en donde circula la poesía. Hay una variedad y una
cantidad de ofertas que son de excelente calidad. Sin embargo, está atrapada
por el monopolio del papel que, al no tener ninguna regulación gubernamental,
hacen lo que quieren con los precios y los materiales. Por otro lado, todo se
hace a pulmón, desde las ferias, lecturas, distribución e impresión, ya que no
hay una política pública a largo plazo que de previsibilidad a la industria.
Eso vuelve a todo muy frágil. Sin embargo, hay mucha gente trabajando para que
la industria crezca. La FED, que es la feria independiente más grande, siempre
está repleta de gente. Pero, en una economía tan inestable y con la inflación
dominante, las ventas suelen cubrir pocas nuevas ediciones y casi nada de
ganancias. Con todo ese panorama siguen saliendo libros hermosos.
Si tuviera que recomendar un libro de
poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?
Hay muchos. Recomiendo algunos clásicos.
El Hacedor de J. L. Borges. Cuentos, poemas
y ensayos en un libro breve.
Frankenstein de Mary Shelley, Odisea de
Homero, Cuentos completos de Flannery O´Connor y Kafka.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión
de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos,
revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?
Me parecen excelentes. Toda la circulación
en cualquiera de sus soportes siempre suman.
Por último ¿Quiere usted agregar algo?
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