Friday, February 17, 2023

Entrevista a RICARDO ROJAS AYRALA

 


¿Qué es para usted la poesía?

 

La poesía es un divertimento del espíritu que con suerte es, de tanto en tanto, trascendente a pesar de sus míseros artesanos. Nace de tratar de volver en palabras lo sublime de estar vivo, de enfrentarse contra las maravillas y las contrariedades de la naturaleza, las cosas de las personas y las circunstancias del mundo. Deviene, en algún momento, en un arte literario. ¿Cómo explicamos ese momento de encuentro con uno mismo en un sendero apartado de la montaña, un segundo después de que amanece,  en el arribo definitivo de lo inesperado, al voltear la vista y ver el camino efímero de nuestros pasos en la nieve borrándose, en medio del mar donde nunca haremos pié, en el comienzo de un asunto formidable, al plantar cara al ventarrón más furioso e incontrolable, en la zancada siguiente de la mitad exacta del desierto, al lograr lo remoto, en el instante del goce o la risa, ante el final de todas las cosas y de todos los seres, al resbalar en el hielo más frágil, al titubear ante lo incierto, en el inicio inequívoco de la noche más profunda y umbría? La poesía, creo, es el intento de atrapar con palabras lo milagroso de la vida, el amor, el miedo, la felicidad, la soledad, el fracaso, la justicia, las epifanías, el dolor, los otros, el ensueño humano, la fragilidad, la euforia, la bondad, lo consciente y el más allá.

 

¿Podría usted contarnos  un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

 

Soy Ricardo Rojas Ayrala, un escritor argentino. Mi obra consta de 18 libros de poesía, relato y novela, editados en México, Italia, El Salvador y Argentina. Soy secretario de Cultura del Sindicato de Empleados de Farmacia (ADEF). Con Marta Miranda dirijo el Festival Internacional VaPoesía Argentina, literatura e inclusión, que este año celebrará su XI edición. Entre otros reconocimientos, obtuve el Tercer Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires y el Fondo Metropolitano de Artes y Ciencias. Resulté finalista del V Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora. Gané el Premio Latinoamericano de Literatura de la UNAM y el concurso internacional “Papeles de la Pandemia” convocado por Letralia.

 

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

 

Me anoticié de que la literatura servia para algo a los nueve años, con mis compañeritos de escuela primaria. Yo les escribía breves cartitas de amor con versitos para que consiguieran novia y, pues, las conseguían. En mi casa había una biblioteca inmensa sin puertas donde vos podías agarrar los libros que quisieras y así yo aprendí a leer solo, antes de la edad escolar; escribir me pareció algo natural desde siempre, cualquiera puede ser escritor. Escribo por que todos tenemos algo importante que decir. Escribo para que todos y todas me lean. La Biblioteca Nacional de la República Argentina, desde la muy eficaz Dirección de Colecciones, se tomó el trabajo de asegurar que estuvieran todos mis libros en su catálogo a disposición del público no hace tanto, de manera gratuita e irrestricta. Una alegría inmensa, gracias otra vez a todos los que lo hicieron posible, tanto a los trabajadores de la Biblioteca Nacional, a las Autoridades como a las Editoriales que cedieron gentilmente todos los libros. Gracias.

 

¿Cómo definiría a su poesía?

 

Una obra en acción que dialoga de modo irreverente e iconoclasta con el juicio adusto de la tradición literaria, que dispone la ironía, la sensibilidad, la chanza, la belleza, la crítica descarnada, la duda, el porvenir, el asombro y el doble sentido en el centro de la escena literaria. Una apuesta poética contemporánea al llamado, la invitación y el reclamo por un mundo mejor para todas y todos, para la construcción de una comunidad más sana, justa y amorosa. La alegría debe dejar de ser, apenas, un botín de guerra de los poderosos de turno. La alegría debe enseñarse en los claustros de primeras letras como la matemática o la fisiología comparada.

 

¿Qué autores influyeron en su poética?

 

Muchos y lo siguen haciendo cada vez más, César Vallejo, Pascal Quignard, Antonin Artaud, Manuel Scorza, Olga Orozco, Catulo, Milorad Pavic, Delmira Agustini, Federico García Lorca, Tómas Mann, Juan L Ortiz, Flannery O´connor, Alejandra Pizarnik, Yasunari Kawabata, Ida Vitale, Margaritte Yourcenar, Saki, Octavio Paz, Ismaíl Kadaré, Jorge L. Borges, Ciorán, Nicanor Parra, André Bretón, Antonio Porchia, Margarite Duras, Felisberto Hernandez, infinitos otras muchas y muchos más y los tantísimos nuevos que estoy leyendo, ahora, de las más recientes literaturas.

 

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

 

Mejorar un poco el mundo. Dejarlo algo mejor de lo que lo encontré al venir.

 

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

 

Eligiría un montón, pero vamos con uno, este de mi amadísimo Leopoldo María Panero.

 

HIMNO A SATÁN

 

Sólo la nieve sabe

la grandeza del lobo

la grandeza de Satán

vencedor de la piedra desnuda

de la piedra desnuda que amenaza al hombre

y que invoca en vano a Satán

señor del verso, de ese agujero

en la página

por donde la realidad

cae como agua muerta.

 

Lo elijo porque es bellísimo y terrible. Panero fue uno de los gigantes poetas de habla castellana. Una persona que se pasó, como interno, la mayor parte de su vida en los manicomios de España y, al igual que Holderlin, tenía un trato de tú a tú con lo inefable.

 

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

 

Mucho más de lo que yo hubiese querido. Pero esto es un trabajo como cualquier otro, evoluciona, se amplía, se diversifica, se extravía, retorna, posee un devenir propio. Si bien yo creo que siempre vas escribiendo sobre 8 o 9 cosas nomás, tu quehacer literario se va afinando, se va volviendo más profundo por su propio desarrollo, por sus propios senderos, en sus caprichos, en sus bromas inesperadas y eso te lleva a cambiar de un modo casi inevitable. El poeta es un trabajador.

 

¿Para usted se nace o se hace escritor?

 

Las dos cosas suceden, creo. Pero todo esto es muy simple, un proceso natural te diría. El asunto después es escribir, y tachar, y borrar, y reescribir, y volver a tachar. Venimos con la inquietud, el ímpetu, la alucinación, la sensibilidad quizá y el prodigio literario en potencia, en suma: la predisposición, que muchos le llaman vocación, y después la vida te condiciona absolutamente, te boxea demasiado, te talla a su manera más risible, te embravece con todos los malestares y te vuelve escritor para toda la eternidad.

 

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

 

Qué insistan, que no se conformen, que lean y trabajen, que corrijan y corrijan y corrijan. Que lean todo y de todo. Que se relacionen con sus pares y con sus maestros. Que se relacionen con todos los otros y las otras. Que se rían mucho -y muy fuerte- porque les va la vida en ello. Que se preocupen, que se ocupen y que se despreocupen. Que participen. Que no bajen sus banderas, que no resignen jamás ninguno de sus ideales, de sus derechos y de sus utopías. Que defiendan sus elecciones. Que se enamoren sin medir las consecuencias y que dejen todo para hacer el amor con quien les venga en gana. Que escriban. Que se involucren. Que vivan a borbotones. Que estén al sol, que ocupen los espacios, que sean visibles, que marchen. Que se organicen. Que lo festejen todo. Que bailen, besen, lean, luchen, viajen y canten. Que se carcajeen encima todo el día. Que escriban, escriban y escriban.Y sobre todo algo que más que un consejo es un deseo: que puedan cambiar de una vez el mundo por uno más humano, más tolerante, más fraternal, más ciudadoso, más festivo, con justicia social e inclusión. Que funden una comunidad infinitamente mejor que esta de ahorita mismo. Y que vuelvan a a leer y a escribir, escribir y escribir. La literatura nos brinda un mundo donde entramos todos.

 

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

 

Rara. La irrupción colosal del libro digital ha complicado un poco más la impresión en formato papel y por suerte hay una explosión de nuevas editoriales que nos publican a muchos de nosotros. Yo siempre he tenido suerte y me publican mucho, estoy muy contento con eso y les agradezco a todos mis queridísimos editores de ayer, de hoy y de mañana.

 

Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

 

Recomendaría un libro que no es tan conocido en Argentina, que si bien se consigue es difícil de hallar: El zorro ártico, de Sjön, un preciosor. Un libro de prosa que muy tranquilamente podría ser un llamado delicadísimo a la poesía.

 

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter,  blogs etc?

 

Qué está muy pero muy bien. Qué hay que alentarlas, apoyarlas, acompañarlas y contribuir a su éxito. La web está plaga de tonterías, zonceras, reeles zonzos y boutades, que haya otras ofertas me parece no sólo muy saludable sino directamente imprescindible.

 

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

 

Agradecerte a vos, Gustavo Tisocco, una vez más tu buena voluntad y te felicito por esta inmensa, ardua y generosa tarea de difusión, tan valiosa, sostenida en el tiempo. Luego, seamos felices ahora, ya mismo, y divirtámanos como locos con sombreros nuevos, esto dura muy poco.

 

Ricardo Rojas Ayrala

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