Entrevista a ROLANDO REVAGLIATTI
1: ¿Qué es para usted la poesía?
Es la gaviota que logro instalar en el paisaje que describo, sin que se oiga demasiado la palabra gaviota.
2: ¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?
a) Viví en pensiones (en una, nací) hasta mis ocho años. El mejor período de mi niñez transcurrió en Villa del Parque, cuando mis padres adquirieron su primer departamento. Aunque tuve también amigos antes, en Floresta, los que recuerdo son los de Villa del Parque. Donde, además, las chicas de mi cuadra querían ser mis novias. Tuve una abuela, Josefina, excelente. En presencia de mi padre no se podía decir el apellido Perón. Él era un consecuente lector de libros: crónicas de viajes, expediciones, “El Hombre Mediocre” de José Ingenieros, esa onda, y de poesía. Mi madre no ha frecuentado los libros, aunque sí los diarios y revistas. Simpatizaban con el socialismo. La primera vez que voté lo hice por Alfredo Palacios. Mis primeros amigos íntimos, como se decía entonces, grandes amigos, los hice a partir de que nos mudamos, a mis once años, a otro departamento, ya más importante, en Caballito. Y el último en ese rango lo tuve hasta poco después de mis cincuenta. Cincuenta eran los años a los que en mi infancia yo aspiraba a llegar vivo y saludable. Supongo que esa sería la cifra mínima que me atrevía a declarar, ¿no? Ya está: conté un poco de mi vida.
b) Publico mi primer libro en 1988, así que andaba yo en los 43 años de edad. Se tituló “Obras completas en verso hasta acá”, con segunda edición corregida en 1990, a través del sello Filofalsía (una tercera edición corregidísima de este multipublicado poemario aparecerá a principios de 2007). Después fueron surgiendo otros catorce poemarios, unos cuantos, a su vez, también con reediciones + ediciones electrónicas + ediciones bellísimas en formato caja y en formato estuche. Éstos son los títulos: “De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):”, “Trompifai”, “Fundido encadenado”, “Tomavistas”, “Picado contrapicado”, “Leo y escribo”, “Ripio”, “Desecho e izquierdo”, “Propaga”, “Ardua” (el único de mis libros que cuenta con una edición, la quinta, íntegramente bilingüe (castellano-neerlandés), a través del sello Stanza, de Holanda), “Pictórica”, “Sopita”, “Corona de calor”, “Del franelero popular” (textos de todos ellos integran la antología “El Revagliastés”, aparecida a principios de 2006). En el género dramaturgia se editó “Las piezas de un teatro”. Y hay dos volúmenes que reúnen cuentos y relatos: “Historietas del amor” y “Muestra en prosa”. La mayoría de mis libros se hallan disponibles no sólo en http://www.revagliatti.com.ar, sino que, en numerosas bibliotecas digitales. Casi todos los demás poemarios han sido traducidos parcialmente y así difundidos en medios gráficos y virtuales a los idiomas italiano, esperanto, inglés, asturiano, alemán, maltés, portugués, rumano, francés, vascuence y catalán.
c) En poquísimos concursos donde hubiera que presentar un libro completo he participado. Me resulta insoportable leerme las bases, las especificaciones, las advertencias, la obligatoriedad del seudónimo y del sobrecito donde queda oculta la identidad, los recaudos. Cuando no constan los nombres de los prestigiosos miembros del jurado, peor todavía. El esfuerzo que me demanda cumplir con los pasos me sobre exige, me exige mal. Me alivia dar con bases donde rápidamente advierto que hay que pagar para participar o que ya venció el plazo de presentación. Allí se me disipa el conflicto, queda descartado para mí el certamen y sigo con otra cosa más acorde a mi disposición. Tendría que contar con un remunerado secretario que lo hiciera por mí. En fin, algún primer premio obtuve, sin embargo. Otorgado por una institución norteamericana. Y unas menciones especiales y otras estándar que me posibilitaron ser seleccionado e incluido en antologías y exposiciones. Jamás intervine en concursos donde los premios son nada más que medallas y diplomas. Sí, estoy flojo en premios. Qué macana.
d) Desde hace algunos años coordino mi taller literario, el cual incluye, adaptándome siempre a los requerimientos de los interesados, oralidad, proyección de la voz. Como productor cultural, entre otras iniciativas, cabría asentar aquí la puesta en escena de nueve espectáculos teatrales (“Drummond”, “Uno de cada”, “Las mujeres”, “Por mí mismo”, “Obstinación”, “Versos per-versos”, “Espasmitos espantosos”, “La cosa corta”, “El cirujano poetón (y sus fantasmas)”, entre 1975 y 1987) a partir de textos mayoritariamente poéticos de decenas de autores, lecturas públicas de textos de Jorge Luis Borges, Gabriela Mistral, Oliverio Girondo, Jorge Lépore, Violeta Parra, Alejandra Pizarnik, Pablo Neruda, Julia Prilutzky Farni, etc., entre 1983 y 1986. Fui uno de los responsables del Ciclo de Poesía y Prosa Breve “Nicolás Olivari” (1999) y el coordinador general de los Ciclos de Poesía “Julio Huasi” (2001), “Luis Franco” (2002), “Carlos de la Púa”, “Susana Thénon”, “Horacio Pilar”, “Homenajes” (2003), así como de la Revista Oral de Literatura “Recitador Argentino” (2003) y de “La Anguila Lánguida” Muestra de Poesía 2004. Desde el 2005 presento a poetas no residentes en la ciudad de Buenos Aires y conurbano bonaerense dentro del marco de “Último Infierno”, la propuesta de periodicidad mensual de la Asociación de Poetas Argentinos, fundada por Cayetano Zemborain. Y desde junio de este año ando presentando poemarios que juzgo singulares o muy significativos para mí, acompañado por músicos, más adelante será con actores y ya iremos viendo con quienes más, en “La Canción de Rolando”, una de las secciones del Café Literario de Lidia Rocha y Gerardo David Curiá: “Literatura Viva”, también con periodicidad mensual.
3) ¿Cuándo empezó a escribir? ¿Por qué?
Empecé pergeñando letras de canciones que yo mismo componía en mi cabeza. Los temas musicales se los cantaba a mi gran amigo de la adolescencia, Ramón. Yo venía recitando poemas desde mi niñez. “Debuté” representando a mi sexto grado en la culminación de la escuela primaria. Fue un suceso, una marca de aquéllas, nadie podía creer que ese lindo, pero intrascendente chico, conmocionara de semejante modo al vasto auditorio, recitando un poema narrativo, claro que, muy sentimental, de mi tío político, Jerónimo Sureda. Y bueno, habré empezado a escribir para evidenciar mi enorme insatisfacción, para escudriñar en esos recovecos infinitos.
4) ¿Cómo definiría a su poesía?
Aún esmerándome no me imagino alcanzando una abarcadora definición. Sé que abunda el sarcasmo, la ironía, el humor falsamente ingenuo, la burla, el trastrocamiento. Sé también que escribí textos donde esto no aflora. Reconozco que me agrada “ponerme en peligro”, literariamente hablando. Acaso atormentado por el espectro de la mediocridad, de esa amenaza, de ese horror. Más vale morir inventando que seguir perdurando en la repetición. Más vale chillar en procura de alguna armonía disparatada que albergar el conformismo del gimoteo. Definir no definí, pero al menos, Gustavo, sabés de qué huyo.
5) ¿Qué autores influyeron en su poética?
Sospecho que los releídos: en mi infancia y pubertad, Yamandú Rodríguez, Olegario Víctor Andrade, Jerónimo Sureda, El Viejo Pancho, Gustavo Adolfo Bécquer, Belisario Roldán, José Hernández, Estanislao del Campo, Almafuerte, Hilario Ascasubi, Evaristo Carriego, versificadores gauchescos y letristas de tangos, buenos y espantosos, que yo leía semana tras semana en las revistas “Cantando”, “El Alma que Canta” y “Cantaclaro”.
En mi adolescencia, Baldomero, Manrique y César Fernández Moreno, Antonio Porchia, Walt Whitman, Nicolás Olivari, Pablo Neruda, Julio Huasi, Nicolás Guillén, Roberto Santoro, Nicanor Parra, César Vallejo, Alfonsina Storni, Mario Benedetti, Raúl González Tuñón, León Felipe.
Y ya poco después, Jacques Prevert, Juana Bignozzi, André Breton, Carlos Drummond de Andrade, María Elena Walsh, Antonin Artaud, Juan Gelman, Arthur Rimbaud, Alejandra Pizarnik, Oliverio Girondo.
6) ¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
Que se la reconozca como eso que se da por seguro en la pregunta: una poética. Una.
7) ¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?
Conminado a elegir, elijo uno no incorporado a libro todavía ni hallable en la red y constituido por pocas palabras. Lo elijo por inequívoco (si es que coincidiéramos en que tengo una voz que proviniera de mí):
PIZCA DE BOLERO
La lujuria
-esa inundación-
es contigo
Glu
.... glu.
8) ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?
Es actualmente más ajustado, me dicen.
9) Para usted, ¿se nace o se hace escritor?
A las propensiones, las construcciones. ¿Se nace vendedor de tractores, jurisconsulto, pacifista, inescrupuloso, abnegado, visitador médico?
10) ¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la palabra?
Que no sea condescendiente consigo mismo/a. Que cuando en los grupos a los que vaya perteneciendo perciba la cerrazón del sectarismo y la endogamia, los rehuya, los combata. Que propenda a la honestidad intelectual y a la coherencia. Que no sólo lea libros de poesía. Y que los libros de poesía que lea no sea únicamente los recomendados por sus próximos. Y que los libros de poesía los relea (práctica poco extendida) y que se afiate en avivarse de los recursos y de las improntas, y que discierna entre un libro que juzgándolo muy bueno le provoca un placer módico o esforzado, de otro libro que juzgándolo muy bueno le provoca un placer intenso y oxigenante.
11) ¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
El vocablo industria le cabría a los sellos editores más bien monopólicos, ¿no?, multinacionales.
12) Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela, etc., ¿cuáles recomendaría?
Ceñido a unos pocos títulos, invito a toparse con éstos (no tan difíciles de adquirir, creo):
“El instante propicio” de Rafael Beláustegui, cuentos, Sigmurg;
“Op oloop” de Juan Filloy, novela (tengo la primera edición, de hace mucho, pero se ha reeditado);
“De un día a otro” de Ricardo H. Herrera, ensayo, Grupo Editor Latinoamericano;
“Lo cierto” de Diego Viniarsky, poesía, Ediciones Perse (escritor argentino recientemente fallecido, a los 40 años, a consecuencia de un accidente automovilístico).
Publicaciones periódicas actuales y obtenibles en algunos kioscos y librerías (desconsiderando a las que declaman -y con ademanes- lo que están arraigadamente incapacitadas de proporcionar): Cultural: “Lilith” (de Lanús); de poesía: “El Espiniyo” (de City Bell).
13) ¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios, cibernéticos, revistas virtuales, ñusleters, blogs, etc.?
Si de acceder a lectores se trata, a lectores es a los que se tienta con la instalación de textos en las diferentes propuestas en la Red.
14) Por último, ¿quiere usted agregar algo?
Éste, Gustavo, es un buen sitio para instar a los ensayistas a una labor orgánica partiendo del análisis de las poéticas de los autores argentinos contemporáneos. Verdaderos análisis y articulaciones. ¿Te sumás a mi inquietud?
Cuestionario de Gustavo Tisocco respondido el 4 de septiembre de 2006 por Rolando Revagliatti.
5 Comments:
Muy buen inquietud la tuya Rolando, te animás a empezar con algún poeta?
Un abrazo Gus.
No, Gustavo, no me animo por la única razón de que no logro autorizarme para intentarlo. Desde luego, me agradaría. Pero, cada cual tiene sus inhibiciones. Complemento mi respuesta trasmitiéndote que nunca redacté (y que no preveo hacerlo) una crítica bibliográfica, un prólogo o epílogo, una contratapa, ni siquiera una solapita. Nunca publiqué un verdadero artículo, apenas algunas reseñas, nada conceptual. (Sobriamente, aquí, ceso.)
Gracias, Gustavo, por la buena onda, por el incentivo. Un gran saludo para vos.
Como siempre nos entregó la enorme riqueza al expresarse y la autenticidad que lo caracteriza.
Fue un placer leer su entrevista.
Sonia
Elijo este medio, mi estimada Sonia, para no sólo agradecerte, sino que, también, asentar mis deseos de un espléndido 2007 para vos y para todos nuestros próximos prójimos.
Rolando Revagliatti
rolandorevagliatti@gmail.com
David Antonio Sorbille dijo...
Aunque no lo digo por su edad, apenas tan joven como la mía, el pensamiento de Rolando es como el de un hermano mayor de nuestro lírico peregrinaje.
Un afectuoso saludo.
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