Entrevista a CARLOS ALBERTO ROLDÁN
¿Qué es para usted la poesía?
-Una droga, una necesidad, un abrir una puerta donde no hay nada más. El camino para convertirme en un ser humano. Un instrumento de conocimiento personal absolutamente poderoso y sorprendente. Un manantial inexplicable. Y también lo que queda cuando se fracasa de todo eso.
¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?
-Escribo desde los catorce años y también destruí hasta los cuarenta. Y tanto, que poco queda anterior a esos años. La existencia de internet me dio el orden externo necesario que implicaba una réplica interna: todo quedaba allí, afuera, entre otros. Yo me ponía a guardar una copia de mis gestos de escritura. Y más: se me imponía la necesidad de la lectura, de advertir los baches de formación, de corregir los disparates. Hubo mucha mayor vigilancia de lo producido, aunque, en mi caso, toda vigilancia es anterior al hecho de la escritura. Pocas veces corrijo después.
Fui periodista, fotógrafo y luego docente. Vivo de la docencia de a ratos y de a ratos entrego algún hueso por la docencia. Apenas si publiqué, gracias a los poetas del Ateneo Poético, unas pocas obras en una antología de una cincuentena de autores: “55 aniversario del Ateneo Poético Argentino”. Obviamente esos son libros inconseguibles, que no circulan. En internet debo tener ya, en distintos lugares, unos mil poemas y algunos cuentos.
Hice de mi imposibilidad económica de publicar un eje de pensamiento, y generé toda una reflexión sobre los modos de circulación no librescos y sobre la necesidad de su posicionamiento como modos válidos de circulación. Fuimos educados en el valor del libro como único, soñamos con ver nuestras letras en papel, y ahora que las empresas nos tiranizan con sus costos innecesariamente ávidos, nos cuesta aún, en lo íntimo, otorgarle igual valor a una lectura pública o la publicación en una lista de correos, una página web, un blog u otra instancia. Y eso que siempre destaco el hecho de que en un solo día nos leen en internet tantos amigos como los lectores que implicaría una tirada sencilla de un libro.
¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?
-Puedo recordar un día mítico en que estudiaba en la mesa de la sala de la casa de mis padres y repentinamente cayó la ficha: me gustaba imaginarme escribiendo como Salgari, como Verne, como lo que leía en la secundaria. Pío Baroja me había llevado a buscar otros libros en la librería, distintos de los exigidos. No había. Un librero, el poeta Vocos Lescano, por venderme alguna cosa, me hizo comprar Poética de Hegel diciéndome que si me había gustado Baroja, me gustaría leerlo. No lo hizo sino porque era lo único que tenía a vender. Pudo haber frustrado mi intento. Por suerte nunca repetí ese gesto moral con nadie.
¿Cómo definiría a su poesía?
-Ubicada detrás de una serie de “ post”, en una búsqueda de un lenguaje más allá del experimento. Un ejercicio humilde y denodado de búsqueda. Hija de muchas lecturas y de obsesiones.
¿Qué autores influyeron en su poética?
-Pocos, en castellano, y muchos argentinos. César Vallejo y Juan Gelman en el primer gesto. Luego muchos más. Luego aún muchos más. Es como un programa de lecturas en que ninguno puede quedar afuera.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
-Su amplia recepción sin concesiones al facilismo ni idiotización. Creo que es lo que quieren muchos. Y de ninguna manera quiero ningunear al lector o audiente: escribo para él, y es de mal nacidos despreocuparse del que no entiende. Creo que es el problema del millón, el central, que aunque yo esté lejos de resolverlo, sí tiene solución. Todavía puede haber poetas populares que no entregan el alma.
Quiero lograr hablantes reconocibles, con historias y perfiles verticalmente indelebles: el combatiente, el exiliado, el marginado, el celoso, el cuasi-suicida, el solitario caído en su pozo. Quiero que esos fulanos del conurbano bonaerense, con su habla singular y su problemática, expresen también a un italiano, un brasileño o un español.
¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por
qué?
-Es la poesía la que hace el lugar singular de un cierto poema. Sin toda la poesía no sirve, no existe, es ruido el poema del más pomposo. Y en poemas escritos reprochablemente he encontrado líneas que me enseñaron la humildad y la necesidad de relectura cuidadosa.
¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?
-De la oscuridad a alguna claridad. Mis textos no tienen ni títulos, ni puntuación, ni mayúsculas. Se inventan como fragmentarios. Se niegan a facilitarse. Son como una huella en la arena en la que, para entender, hay que calzar de modo preciso el pie propio. Hay que encontrarles el modo de lectura para que sean lo que son: absolutamente claros. Se reinventan como oralidad, como pieza de un rompecabezas que pierde el sentido si no es ubicado en el lugar preciso.
¿Para usted se nace o se hace escritor?
-No adhiero al capitalismo exclusor ni a un platonismo de efectos clasistas. El poeta se hace, se inventa, lucha contra todo lo que dice “deberías ser un obrero y no joder”. Quiero joder, demostrar que si el hombre no jode no es feliz. Quiero enseñar a reír. Aún cuando alguno quiera evitarnos ese derecho. El poeta está más cerca de reír que el resto del mundo. Me dan pena los crucificados y los que llevan el llanto en la mochila. Hay calles para que las ocupe el hombre y su alegría, aunque chillen los marranos.
¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?
-Que si no se anima a ser libre y a pensar en cómo hacer un mundo de hombres libres, se meta las intenciones de escritura en el bolsillo. que adquiera como eje la idea de que escribir implica una cierta militancia al lado de la libertad, sin el menor guiño a los sinvergüenzas.
¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
-Como una parada de peaje montada por inescrupulosos sin ningún derecho. Una política cultural comienza por el culto de todos los medios de circulación de la palabra. Se cambia una sociedad si la reflexión circula y la palabra se valora.
Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?
-Todos. No es una frase.Y aunque los poetas comen, que los roben o los copien. Es preferible que nos den de comer y beber por la poesía a que paguen por un poema.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?
-Que si no las utilizamos para hacer circular otro tipo de valores diferentes de los de la cultura libresca, fracasarán. Si pensamos que esos medios deben repetir los valores de la cultura libresca, perderemos el tiempo. Que hay que volver obsesivamente sobre este asunto hasta encontrar las proposiciones propias. La burgacultura nos pudre la sesera. Y tenemos poco tiempo, porque todas las miradas están sobre internet y ya los cambios de Yahoo muestran su cara de ser dificultadores de la comunicación y no sus facilitadores. Hay que incluir a espacios radiales, a radios virtuales y ahora a videopoemas instalados en internet.
Poetas del mundo: cagaos en el libro...
Por último ¿Quiere usted agregar algo?
-Que cobardía y poesía no se llevan bien. El poeta es un soldado de vanguardia. Y, aunque muchos sonrían, absolutamente necesario.
CARLOS ALBERTO ROLDÁN
2 Comments:
CARLOS: Me alegra un montón verte por vez 1ª, eres muy joven y sabedor cada día más.
De todo lo que opinas y sabes me identifico con esto que dices, porque me afecta de sobremanera, porque en estos más de 9 años que hace a-Rejunto Letraz, el 98 % de lo leido no me he enterado.
Acabo le leer un librote de unas 600 páginas de LORCA y solo me he enterado lo Relativo a mí paisano - igual que María Zambrano - JUAN BREVA, cantaó de Flamenco.
" es de mal nacidos despreocuparse del que no entiende " dice: CARLOS ROLDAN LEDESMA y yo con mí sangre obrera firmo.
Migé
DNI 74747133p
Andalú\Català
Migé, tan de una pieza:
Tu modo de hablar, hermano, ya inventa un idioma. No sé cómo hacés para que desde vos todo sea luz meridiana y uno se siente medio torpe, porque ha tardado tanto la cosa. Me siento absolutamente halagado de semejante lector. Va mi abrazo, que puede con la argucia torpe de un océano.
Carlos
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