Entrevista a PABLO JAVIER RESA
¿Qué es para usted la poesía?
Lejos de agotar una definición, espero que este mi intento de bien intencionada reflexión sea por lo menos en una parte positiva, de suma y acercamiento; ya que definir es materia colectiva y dinámica, es asunto del tiempo y de muchos. Y que lo que me falte de experiencia explique, más que disculpe, lo que lleve de errado.
Hasta estos días, ando creyendo que lo que da a una expresión su ser poético es una relación de máxima intensidad, una profunda intimidad al punto de la encarnadura , una comunión necesariamente honesta y laboriosa del creador con el mundo, que por impostergable exteriorización viene a mostrar su pasión puesta a trabajar.
El poema , construcción poética en palabras, sería la expresión de una destreza adquirida con la herramienta; el lenguaje , para decir esta experiencia de ponerse la piel del mundo, de meterse a mundo. Y es, entonces, una manera de entender el mundo y, claro, de entenderse.
¿Es catarsis? ¿Es juego? ¿Es transposición? ¿Es comunicación? ¿Es evasión? ¿Es compromiso? ¿Es búsqueda de trascendencia?... Muy probablemente sea todo esto y todo esto sea demasiado para una reflexión, pero por suerte siempre hay una certeza que es peldaño para la próxima pregunta, peldaño para una nueva certeza... provisoria, como todas.
Y finalmente: la poesía es, para mí, la más hermosa necesidad.
¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?
- esto lo considero incluido en la apretada biografía que ya envié -
¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?
Poemas, se entiende, empecé a escribir en la pubertad. Recuerdo que a los 14 años andaba buscando sitio apartado entre las rocas, junto al mar, bajo el parque San Martín, en Mar del Plata. Llevaba libros, un grabador, y alguna vez una guitarra y me quedaba largos ratos probando escribir.
Ahora, decir por qué equivaldría a nombrar la necesidad; y eso no sé si se pueda lograr, desde uno mismo, sin caer en una intelectualización que poco puede respetar la propia historia. En todo caso si sé que sentía una fuerte atracción hacia la poesía, la contemplación y la música; me seducía impostergablemente jugar a ser lo que veía, y también jugar a irme en el mar como si lo pudiera sobrevolar al ras; todo esto me emocionaba y después necesitaba escribirlo y cantarlo.
¿Cómo definiría a su poesía?
No sé si todo lo que escribo puede enhebrarse con el mismo hilo, pero intentando nombrarla al menos por sus partes: Entre lo que puedo ver y lo que me han venido opinando, puedo decir es una poesía bastante conversacional, que va de la reflexión, el testimonio y el compromiso, a lo confesional y a lo paisajista; abundante en metáforas e imágenes, y dada al juego. En su mayoría construida con versos blancos y endecasílabos.
¿Qué autores influyeron en su poética?
No sé si puedo precisar esto; soy un lector desordenado y cada vez más profuso. Y estoy convencido que uno se hace con todo de lo que se nutre, en más o en menos. Sé que comencé con los poetas musicalizados por J. M. Serrat, y seguí con Lorca. Luego fueron muchos e imagino lo útil podría ser nombrar a los que siempre vuelvo: Cortázar, Borges, Neruda, Sabines, Vallejos, Constantini, Tuñón, Gelman.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
El fin es satisfacer esa urgente necesidad de entender y entenderme, de lograr el más profundo contacto posible con el mundo, con la vida. Busco alcanzar el entendimiento más sensible, la lucidez más humanizante. Busco sentirme parte de los buscadores de un mundo digno; justo y profundamente humano.
¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?
No puedo elegir uno, varios siguen movilizándome desde distintos lugares. Probablemente sí pueda concluir que entre los que acerté mejor a trabajar, son los nacidos en las emociones más fuertes los que más quiero.
¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?
Fui perdiendo la escritura rimada y aprendiendo a buscar las palabras que dijeran más fielmente lo que se imponía decir. Si el norte era encontrar un modo de decir - que reconocía como agradable y ajustado a formatos clásicos- para detallar desde fuera; ahora es encarnar las cosas –el mundo- para hablar con la voz que ellas tienen. Y mientras antes buscaba llegar, ahora llego siempre porque siempre busco.
¿Para usted se nace o se hace escritor?
Ambas cosas; basta ser dos veces honesto: al responderse si uno se siente escritor, y al ponerse a trabajar para serlo.
¿Qué consejos le daría a un joven escritor/ escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?
Me dijeron hace varios años “para escribir poesía, hay que leer mucha, mucha poesía”, yo le trasladaría ese consejo. Y luego, como en cualquier otra cuestión, no darse por vencido.
¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
Conozco poco del tema, edité un solo libro y fue un emprendimiento personal, asistido por amigos de buen criterio pero dedicados a otras áreas. Supongo que el editor ideal es el que ofrezca el consejo de su experiencia, apoyo de corrección, y bien pensadas/ trabajadas difusión y distribución; a costos razonables. Pero todo esto toma distinta forma según las expectativas y limitaciones de cada escritor, y se topa necesariamente con la restricción de un mercado consumidor de poesía que no encuentra eco de mayorías en “estos tiempos que corren como escuálidos galgos sobre el mundo”, parafraseando al poeta Ángel González
Si tendría que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?
Comenzar con antologías es un buen principio. Asegurarse un sondeo amplio, y comprar con atención al sismógrafo interno que nunca se equivoca. Y después de un necesario recorrido solitario, acercarse a cuanto escritor le merezca admiración y hacerle esta pregunta (se lo va a contestar mejor que yo). Por lo demás leer y escuchar todo lo que se ponga a tiro.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?
No me cuento entre los que crecieron con la Internet, pero toda forma de difusión responsable tiene que ser constructiva, por esto en la medida de lo posible soy usuario de estas nuevas formas. Creo que el “cómo” es la cuestión; hay que andar con las antenas bien atentas. El “qué”, el soporte, cuando esté al alcance de todos, merecerá la mejor consideración.
Por último ¿Quiere usted agregar algo?
- ya tengo bastante agregado con los fragmentos del epílogo de “Volcanes...”, creo.
Pablo Javier Resa
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