Entrevista a ERNESTO MARCOS
¿Qué es para usted la poesía?
El género supremo, razón por la cual muchos tratan de escribirla, demasiados la escriben mal, bastantes la escriben regular, algunos la escriben bien y unos pocos... la alcanzan.
¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?
Tengo muchos premios, pero lo importante es que tengo dos o tres premios importantes, como sucede con las obras realmente muy buenas, son pocas en la vida, tengo tres obras de teatro estrenadas, de las que dos están publicadas y son muy buenas y tengo muchos cuentos pero los buenos alcanzan justo para un libro que estoy por editar: todo lo cual es bastante para mis treinta y cinco años.
¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?
Empecé a escribir hace casi quince años. Estudiaba psicología y decía que no quería repetir como loro la obra de Otros: Freud y Lacan. Y estimulado por un novelista que era dueño de un videoclub de arte donde yo trabajaba. Mi madre, a quien debo casi todo, en una noche en vela me pasó a máquina, porque yo todavía no sabía mecanografía, mi primer cuento que yo estaba empeñado en mandar a un concurso, que son para lo único que sirven, como esa motivación o incentivo que necesitamos los hombres para transformar el deseo en necesidad.
¿Cómo definiría a su poesía?
Prosa-ica, dramática, terrenal, más no naturalista.
¿Qué autores influyeron en su poética?
Daniel Prado, mi padre, Héctor Marcos; Lorca, Rimbaud, Nietzsche, Gelman, Shakespeare, Pinter, Carver, Perlongher, Brecht, Beckett, muchos autores que no se les reconoce por la poesía, pero que cuando lo hacen, lo hacen magistralmente. Quizá son poetas, porque no saben que son poetas y entonces no se dicen poetas.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
Ese harto dificultoso equilibro de borde entre la conmoción estética del camino del corazón y la conciencia inconsciente de un espíritu que se eleva más allá de sí mismo para identificación ética y transformación de su entorno.
¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?
“El cuervo” de Edgar Allan Poe, por su música, porque en ese poema el ritmo hace danzar a la imagen, y no es el cine imágenes en movimiento sino la poesía.
¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?
Creo que no he hecho ninguna evolución innovadora, antes bien creo que es la que hacemos todos: volvernos más concisos, precisos, sintéticos, económicos, menos adjetivos y más sustancia, menos pompa y circunstancia-les de modo y más ser, más tiempo, más acontecimiento, más ahí, más concreto.
¿Para usted se nace o se hace escritor?
Los dos extremos ya los conocemos: hay tipos que nacen y se desperdician toda su vida, en tanto, hay tipos que necesitan dedicarse toda la vida para hacerse. El que nace y se dedica toda la vida: EL GENIO. Y después estamos todos los demás. Igual yo creo que la existencia precede a la esencia. Porque en la primera están las archifamosas circunstancias.
¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?
Que nunca se olvide que encima que el camino tal vez no es tan bello, el destino es el camino mismo, que el fin es el que cada uno se proponga, y que para colmo de males en ese camino la PALABRA es la tentación engañadora, las palabras lindas o que suenan lindas no suenan a literatura suenan a eso sólo: palabras lindas, hay que saber ver la belleza hasta en el horror de la guerra de Irak. La voluntad trágica es un bello camino para la palabra y viceversa.
¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
Vomitiva, nauseabunda. Pero qué les voy a decir que no sepan; les voy a dar un consejo para este ámbito: nada pequeño, chiquito, infecto, que se pague, sea edición o concurso vale ni un ápice en ningún sentido de regocijo que pueda vivir un artista. Pensemos en el rostro del lector que nos interpela ¡Basta de literatura para mirarse el ombligo!
Si tendría que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?
Uh, tantos, de modo que voy a recomendar lo último que estoy leyendo. Compré en una librería de saldo de la avenida Corrientes un libro de cuentos de Dino Buzzati, el autor de la novela “El desierto de los Tártaros”, se llama “El derrumbe de la Baliverna” ¿Y cómo está el mercado del libro me preguntaban antes? Yo le respondo: ¿qué hacen 3000 ejemplares de este muy buen libro editado por Emecé en el 2003, tirados en un rincón a 9.90? Y qué le dije antes... qué va a hacer usted con su librito de poesía... ¿lo va a editar en Dunken? Ya no sólo la poesía es literatura de saldo... El derrumbe de la Baliverna es la decadencia de Occidente.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?
Cualquier forma que intente plenamente, aunque logre parcialmente, escapar a los mecanismos de control de las camaleónicas formas de Poder y sus instrumentos sociopáticos, me parece no solamente válida sino loable.
Por último ¿Quiere usted agregar algo?
Hay que leer El Tao (Ahora... Silencio.)
ERNESTO MARCOS
El género supremo, razón por la cual muchos tratan de escribirla, demasiados la escriben mal, bastantes la escriben regular, algunos la escriben bien y unos pocos... la alcanzan.
¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?
Tengo muchos premios, pero lo importante es que tengo dos o tres premios importantes, como sucede con las obras realmente muy buenas, son pocas en la vida, tengo tres obras de teatro estrenadas, de las que dos están publicadas y son muy buenas y tengo muchos cuentos pero los buenos alcanzan justo para un libro que estoy por editar: todo lo cual es bastante para mis treinta y cinco años.
¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?
Empecé a escribir hace casi quince años. Estudiaba psicología y decía que no quería repetir como loro la obra de Otros: Freud y Lacan. Y estimulado por un novelista que era dueño de un videoclub de arte donde yo trabajaba. Mi madre, a quien debo casi todo, en una noche en vela me pasó a máquina, porque yo todavía no sabía mecanografía, mi primer cuento que yo estaba empeñado en mandar a un concurso, que son para lo único que sirven, como esa motivación o incentivo que necesitamos los hombres para transformar el deseo en necesidad.
¿Cómo definiría a su poesía?
Prosa-ica, dramática, terrenal, más no naturalista.
¿Qué autores influyeron en su poética?
Daniel Prado, mi padre, Héctor Marcos; Lorca, Rimbaud, Nietzsche, Gelman, Shakespeare, Pinter, Carver, Perlongher, Brecht, Beckett, muchos autores que no se les reconoce por la poesía, pero que cuando lo hacen, lo hacen magistralmente. Quizá son poetas, porque no saben que son poetas y entonces no se dicen poetas.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
Ese harto dificultoso equilibro de borde entre la conmoción estética del camino del corazón y la conciencia inconsciente de un espíritu que se eleva más allá de sí mismo para identificación ética y transformación de su entorno.
¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?
“El cuervo” de Edgar Allan Poe, por su música, porque en ese poema el ritmo hace danzar a la imagen, y no es el cine imágenes en movimiento sino la poesía.
¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?
Creo que no he hecho ninguna evolución innovadora, antes bien creo que es la que hacemos todos: volvernos más concisos, precisos, sintéticos, económicos, menos adjetivos y más sustancia, menos pompa y circunstancia-les de modo y más ser, más tiempo, más acontecimiento, más ahí, más concreto.
¿Para usted se nace o se hace escritor?
Los dos extremos ya los conocemos: hay tipos que nacen y se desperdician toda su vida, en tanto, hay tipos que necesitan dedicarse toda la vida para hacerse. El que nace y se dedica toda la vida: EL GENIO. Y después estamos todos los demás. Igual yo creo que la existencia precede a la esencia. Porque en la primera están las archifamosas circunstancias.
¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?
Que nunca se olvide que encima que el camino tal vez no es tan bello, el destino es el camino mismo, que el fin es el que cada uno se proponga, y que para colmo de males en ese camino la PALABRA es la tentación engañadora, las palabras lindas o que suenan lindas no suenan a literatura suenan a eso sólo: palabras lindas, hay que saber ver la belleza hasta en el horror de la guerra de Irak. La voluntad trágica es un bello camino para la palabra y viceversa.
¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
Vomitiva, nauseabunda. Pero qué les voy a decir que no sepan; les voy a dar un consejo para este ámbito: nada pequeño, chiquito, infecto, que se pague, sea edición o concurso vale ni un ápice en ningún sentido de regocijo que pueda vivir un artista. Pensemos en el rostro del lector que nos interpela ¡Basta de literatura para mirarse el ombligo!
Si tendría que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?
Uh, tantos, de modo que voy a recomendar lo último que estoy leyendo. Compré en una librería de saldo de la avenida Corrientes un libro de cuentos de Dino Buzzati, el autor de la novela “El desierto de los Tártaros”, se llama “El derrumbe de la Baliverna” ¿Y cómo está el mercado del libro me preguntaban antes? Yo le respondo: ¿qué hacen 3000 ejemplares de este muy buen libro editado por Emecé en el 2003, tirados en un rincón a 9.90? Y qué le dije antes... qué va a hacer usted con su librito de poesía... ¿lo va a editar en Dunken? Ya no sólo la poesía es literatura de saldo... El derrumbe de la Baliverna es la decadencia de Occidente.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?
Cualquier forma que intente plenamente, aunque logre parcialmente, escapar a los mecanismos de control de las camaleónicas formas de Poder y sus instrumentos sociopáticos, me parece no solamente válida sino loable.
Por último ¿Quiere usted agregar algo?
Hay que leer El Tao (Ahora... Silencio.)
ERNESTO MARCOS
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