Tuesday, October 23, 2007

Entrevista a RICARDO JUAN BENÍTEZ

¿Qué es para usted la poesía?

Hubo alguien que dijo: “el que fracasa en la poesía se dedica al cuento, y el que fracasa en el cuento se dedica a la novela” Ni tanto ni tan poco, pero en nivel de dificultad y arte en estado puro, es sin duda la poesía la “elegida”.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

Estoy a días de cumplir cincuenta y un años. En mi vida desempeñé los más diversos oficios: lavacopas, mozo, maître, vendedor de libros, de seguros, de electrodomésticos y una larga serie de etcéteras. Pero es sólo la literatura la que tuvo un peso decisivo en mi destino (si así podemos llamarlo) En principio una aclaración: la literatura no es una profesión para mí. El placer de la escritura comenzó con el de la lectura. De niño aproveché una bien nutrida biblioteca y leí a grandes maestros: Poe, Heminghway, Salgari, Verne, H.G.Wells y una enorme cantidad de autores.

Hace cosa de tres años retomé esta actividad con la que había coqueteado de joven, pero por inconstante abandoné. Es así que logré ser publicado en diferentes medios digitales de España, Italia, Francia, Inglaterra, Canadá, USA, México, Argentina. Obtuve algún reconocimiento (segundo premio en la Asociación de Arte y Cultura de Merlo y primera mención de honor en el Grupo Fausto, España) en la categoría de prosa, como cuentista. Eso en cuanto a la literatura propiamente dicha. En mi vida personal, hace poco formé pareja con la poetisa venezolana Andrea Victoria Álvarez, a la cual conocí por Internet por nuestras actividades en las letras. Como verán es como había adelantado: las letras me llevaron por caminos que nunca antes hubiera transitado.

¿Cuándo empezó a escribir? ¿Por qué?

Como dije en la respuesta anterior, la escritura surgió como lógica consecuencia de mis lecturas, que además incluían: historietas de Marvel, D.C. Comic, libros de bolsillo en rústica con temáticas del lejano Oeste o del espacio sideral (por esa época escritores de la talla de Assimov o Arthur C. Clarcke eran publicados en libros de bajo costo) o autores clásicos. Creo que fue el deseo de emulación. Poder acercarme, aunque sea un poquito, a esos monstruos.

¿Cómo definiría a su poesía?

En pañales. Soy lector de poesía. Adoro ciertos autores. Pero como poeta, recién estoy haciendo los primeros palotes. Es así que lo mío es pura intuición y cero técnica. Pero trato de aprender leyendo lo que es este difícil arte.

¿Qué autores influyeron en su poética?

En realidad no creo tener referentes. O por lo menos pienso que alguno se puede llegar ofender si lo menciono como influencia. Por ahora.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Lograr ese momento mágico, único e irrepetible dónde una persona vibra como un instrumento musical por el arte de combinar con sapiencia palabras, sentimientos y musicalidad.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

Esto tiene que ver con mi infancia también. El primer poema que me conmovió fue “El romance de la luna” de Federico García Lorca. Y aún no se porque.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Mucho. Tanto que antes me paralizaba y no conseguía hilvanar nada. En esto tuvo mucho que ver mi esposa que me brindó contención y me corrigió en muchas ocasiones.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

En el sentido literal, si no existe la voluntad de escribir, estamos ante un “no escritor”. O sea: si la persona tiene la voluntad, el deseo de escribir, estamos ante un potencial escriba. Si lo hace bien o mal, eso es harina de otro costal. Es más, puede existir dicha voluntad pero no así el deseo de superación. En mi caso particular, de niño deseaba tocar el piano, pero naufragué en medio de una tormenta (que atormentaba) de escalas y solfeos.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

Que no tenga miedo de la “hoja en blanco”. Que no piense en forma conciente: “debo escribir”. Que se deje llevar por sus instintos. Que lea mucho, en demasía. Nunca es suficiente.

Que más que aprender técnicas, revise sus “propios tiempos”. O sea: cuando le llegó la inspiración la última vez:

¿Qué estaba haciendo? ¿Dónde escribió? ¿Usaba computador o a lápiz? ¿En que ambiente lo hizo? ¿Escucha música mientras lo hace?

Repetir ciertas rutinas y gustos personales. Estar en armonía y relajado ayuda a las musas. Suerte.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

Existe una industria argentina. Como existe una venezolana. O colombiana. Digamos: industria literaria latinoamericana. Es como el sol, aunque uno no lo vea, siempre está. Pero existen varios problemas por los que se cuestiona su existencia.Pongamos un ejemplo: el cine. Existen industrias pujantes en Asia (India, Iran, por ejemplo) Muy buen cine Coreano. Japonés.En España, Italia y Francia se hacen productos de gran nivel artesanal. Incluso la cinematografía inglesa tiene un nivel de excelencia supremo. Pero ¿Quiénes ocupan las carteleras? ¿Esos complejos que arrasaron con los cines de barrio? Las grandes producciones estadounidenses. Y las no tan grandes también. Incluso películas deleznables que jamás deberían ser estrenadas le quitan su espacio a otras muy valiosas, pero de otro origen. O sea, dominan no solo la producción, si no que se aseguraron la distribución y las ventas.En la industria editorial sucede lo mismo. Todo está organizado para crear la expectativa para saber como sigue la saga de Harry Potter, o si Dan Brown hará otro Código Da Vinci. Es raro que se aúne calidad literaria con grandes ventas. Tal vez el único ejemplo (según mi criterio, que no muchos comparten) sea Stephen King. Un gran escritor que vende a nivel best seller. Por otra parte, no debemos dejar de lado los costos de esos libros. Son casi prohibitivos para la mayoría del potencial lector. También hubo políticas de desculturización aplicadas por regímenes condescendientes con las potencias hemisféricas.En particular, en la Argentina, pese a que figuras como Julio Córtazar fueron contemporáneos del llamado “boom de la literatura latinoamericana” (que incluía a grandes rasgos a: García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes) se perdió una generación. Seguramente debido a la época de oscurantismo impuesto por la dictadura militar y la llamada “guerra sucia”, con su secuela de “desaparecidos” y exiliados. Muchos de ellos gente de la cultura.

Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

“Extracción de la piedra de la locura” de Alejandra Pizarnik. “El nombre de la rosa” Umberto Eco. “De todos los fuegos el fuego” de Julio Córtazar. “A sangre fría” de Truman Capote. Tengo una lista enorme y terriblemente injusta.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?

Que tenemos una deuda de gratitud con Bill Gates, si el fue el verdadero hacedor de Windows y el fenómeno PC.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Algo que se me ocurre en este instante. De mi experiencia personal. Si una persona decide introducirse en este maravilloso mundo que lo haga con talento y honestidad. Que sea estudioso y respetuoso. Que sepa aceptar las críticas. Las buenas y positivas, y las otras también. Que sea tolerante. Algunas veces los egos nos juegan en contra. Y que escriba en demasía, si algo va al canasto es experiencia para su próximo trabajo.

© Ricardo Juan Benítez

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