Monday, February 20, 2023

Entrevista a FERNANDO RALUY

 


¿Qué es para usted la poesía?

 

La poesía es el lenguaje total. Es la síntesis más pura y compleja del deseo. Es un caballo al galope en la noche al que podemos alcanzar pero no asir. Y así como podemos escribirla y leerla aparentemente a nuestro antojo suele pasar que luego se nos vuelva ingobernable. Es una construcción que lleva en sí lo humano, lo monstruoso, lo cotidiano, lo terrible, lo inevitable, lo mortal y lo bello. Y esa construcción de la que hablo se puede realizar sólo con la sutileza y la complejidad de la relojería pero moviendo piezas de todo peso y tamaño, incluso del tamaño de una montaña.   

 

¿Podría usted contarnos  un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

 

Bueno, de mi vida puedo decir que atravesé en junio de 2022 el umbral de los 40 años de edad, que nací en la ciudad de Lanús y que viví la mayor parte de mi vida en Banfield/Lomas de Zamora.

De mis publicaciones puedo destacar el libro de poemas titulado “Ratio et Cor”

publicado autogestivamente en el año 2017 y que parte de mi obra ha sido publicada en antologías como “Flotar, 100 poemas sobre ríos” y “Jardín, 100 poemas sobre flores" (ambas de Editorial Camalote, 2021), en la antología “De palabras a poesía” de la Asociación Literaria y Cultural de Yucatán (Mérida, México. 2021) y en algunas revistas de difusión de literatura de Argentina como Gambito de Papel (Revista literaria en papel fundada en la ciudad de La Plata, también disponible en Buenos Aires, México y Nueva Zelanda) tanto como en publicaciones digitales de Perú, México y Venezuela.

Mis más recientes proyectos son una plaqueta con una selección de 10 poemas (Ediciones Arroyo, 2022), otra plaqueta titulada "18 noches sin Laura" (próxima a ser publicada por una editorial de Santiago del Estero) y el libro de poemas “Para fabricar un relámpago” (Ediciones Diotima, 2022).

¿Premios? Tener la lucidez inalterada para poder poner por mis propios medios en una hoja algo de lo que pasa dentro mío me parece suficiente para considerarme agraciado en lo que respecta a la literatura. Me doy por premiado.

Con respecto a mi actividad literaria puedo decir que es permanente, siempre ando en algo. Por estas épocas tengo dos proyectos (uno terminado y otro en su fase final) de libros que pretendo que en algún momento no muy lejano vean la luz. Como parte de esa actividad puedo mencionar que en 2021 cursé el taller dictado por Pola Gómez Codina (con quien además transité el período de clínica del libro Para fabricar un relámpago) y desde hace un año me encuentro cursando taller con Natalia Litvinova. 

 

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

 

Empecé a escribir en el colegio secundario. Entiendo que gracias a algunas profesoras de literatura que nos fomentaban la lectura recibí ese estímulo de buena forma. Disfrutaba mucho cuando me tocaba escribir algo con tema libre. Luego vinieron las cartas de amor y sus correspondientes poemas. Así forjé mi primera voz poética, creo. Trabajé mucho luego para sacarme el traje barroco y encontrar la pilcha que mejor me quedara. Creo que encontré apenas un saco que me queda bien, pero abajo sigo desnudo. 

 

¿Cómo definiría a su poesía?

 

Creo que mi poesía puede ser definida con una imagen como esta:

Un Polaco Goyeneche montado en un rayo flotando sobre un empedrado, que

con una flor que tiene en una mano va dejando por ahí amores, nostalgias y luces y con la otra desperdiga dolor, enigma y belleza. Hasta que rayo y Polaco se deshacen en la niebla. O se hacen niebla. 

 

¿Qué autores influyeron en su poética?

 

Es difícil precisarlo, porque entiendo que todo lo que uno ha leído tiene su influencia, potente o mínima, en la escritura. Tanto lo que nos quiebra y a través de esa grieta absorbemos como lo que decidimos esquivar deliberadamente. Pero entiendo que Gelman, Viel Temperley y muchísimos más han puesto en mí algo que decidí que se quede. 

 

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

 

Conservar el puente que se tiende entre lo que soy y lo que no es o no puede ser sin la ayuda de la poesía. 

 

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

 

Ante la inmensidad, de Jorge Leónidas Escudero. Porque tiene lo que un poema necesita para convocarme: belleza en el enigma. 

 

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

 

Cambió mucho. En el primer libro hice una catarsis vital y lo escribí como un fárrago sin cuidado. En el segundo encontré mi voz poética y decidí adorar y respetar a la contención. Lo no dicho es a veces tan importante como lo que se lee. Y el concepto de “extrañamiento” en lo cotidiano es algo que incorporé luego y es de lo que más disfruto y a lo que aspiro muy seguido.

 

¿Para usted se nace o se hace escritor?

 

Claramente se hace. Se puede hacer uno muy bueno, bueno, regular, malo o muy malo. Pero entiendo que para escribir poesía hace falta algo más que tiene que venir desde algún lugar interior que uno no puede precisar (y conviene que no pueda, porque allí estará la búsqueda central de su vida).

Hay una frase de Kierkegaard: “En lo que a mí respecta, desde muy joven me ha sido clavada una astilla en la carne, si no hubiera sido por eso, hace tiempo viviría la vida de todo el mundo”. Entiendo que uno necesita leer y trabajar en pos de pulir la escritura, pero también es necesario ser consciente de esa “astilla” y vivir de acuerdo a ella. Eso es un poeta, que, como todos sabemos es algo distinto a un escritor a secas. 

 

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

 

Me parece que no estoy en posición de dar consejos. Sólo puedo decirles que siempre profundicen. Profundizá en esas lecturas que te atraen y profundizá en la búsqueda de pulir tu propio estilo. Y a la hora de escribir un poema, andá a fondo. No hay cosa peor que quedar a mitad de camino. Jugá, soltá la mano, no hace falta escribir un gran poema todo el tiempo. Escribí y guardá en el archivo. Vas a ver que después cuando revisites eso después de un tiempo van a haber en vos otras herramientas que te van a servir para tomar lo que de allí sirva e incluso lo que ibas a descartar lo vas a poder resignificar. A veces los poemas van hacia un lugar pero quedan truncos. Te esperan. Los podés desarmar y armar, hacerlos funcionar o extraer versos que te resuenen. Ah, y que tengan paciencia. Las cosas llegan.  

 

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

 

Remando en dulce de leche. Pero con un ahínco admirable. Hay muchas editoriales chicas que hacen cosas hermosas, eso da mucha esperanza. Por ejemplo Ediciones Diotima, que es la editorial por donde salió “Para fabricar un relámpago”, está dirigida por Graciela Scarlatto que es una escritora y editora que realmente tiene un compromiso y un sacrificio enorme por la actividad y es así que aún en plena crisis del papel, con los precios imposibles y la situación económica del país en un momento muy difícil apuesta a seguir publicando obras literarias que ven la luz en un soporte muy delicado, bello y digno. Por eso digo que hay esperanza. 

 

Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

 

Uh, muchísimos. Pero bueno, digo dos que se me vienen a la mente ahora y que me gustaron mucho, de dos autores muy buenos y de editoriales que trabajan muy bien: Cómo se inventó el cuerpo de Manuel, de Manuel Duarte (Editorial Salta el pez) y Entonces sopla el viento, de Adrián Agosta (Editorial Elemento Disruptivo).

 

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter,  blogs etc?

 

Debo decir que me parecen herramientas de gran valor, aunque no siempre el nivel de lo que encontremos allí sea siquiera aceptable. Hay de todo, como en todos lados. Yo tuve la suerte de dar a conocer algo de lo que estaba escribiendo (antes de publicar) en algunos vivos de Instagram durante la pandemia. Y eso me ayudó mucho y me impulsó a reencontrarme con la asiduidad de la escritura que había perdido hacía un tiempo. Hay mucha gente que gusta de escribir y necesita de estas herramientas para poder lograr algo de visibilidad. Todo lo que resulte en urdir lo que luego sea una red donde nos encontremos a leernos y compartirnos es algo positivo y motivador. 

 

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

 

Gracias por la entrevista, gracias por leer, gracias por el tiempo. 

 

Fernando Raluy

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