Thursday, April 13, 2023

Entrevista a CÉSAR BISSO

 


¿Qué es para usted la poesía?


La poesía, como cualquier manifestación del arte, cualquier revelación de la belleza, es siempre un acto de compromiso con el Otro. Es una definición que utilizo siempre. Se mantiene constante en la vida, porque el lenguaje poético tiene la posibilidad de viajar por todos los sentidos y abarcar de diferentes maneras la idea de crear algo nuevo.

 

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?


Soy de Coronda, provincia de Santa Fe. Autor de diecisiete libros de poesía y uno de ensayo. Los títulos recientes son De abajo mira el cielo, editado por la Universidad Nacional del Litoral y Haikus felinos, publicado en Ediciones La Yunta. También compartí con otros autores extranjeros un libro de relatos, varias antologías poéticas y, desde mi experiencia como sociólogo y profesor universitario, algunos ensayos académicos. Otra de mis actividades ha estado relacionada con el periodismo y la prensa institucional, donde trabajé largo tiempo. Actualmente, me dedico sólo a la labor literaria, intentando culminar con tres nuevos poemarios que responden a distintas indagaciones y temáticas. Mientras, colaboro con artículos literarios en medios nacionales y extranjeros. Y concurro a encuentros o festivales poéticos, cuando tengo el honor de ser invitado. Respecto a distinciones literarias, puedo mencionar el premio José Pedroni, que otorgó la provincia de Santa Fe por el libro Isla adentro, o el segundo premio municipal de la Ciudad de Buenos Aires (que recibe y evalúa obras de todo el país y me consta que muchos escritores del interior no lo saben), por el libro Un niño en la orilla.

 

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?


Mi primer poema lo escribí a los 13 años, ante la inesperada muerte de mi hermana Graciela, en su plena y bella juventud. Fue un impacto muy fuerte y esa inmensa tristeza se aferró a un papel en blanco. A partir de allí asumí el rol de obstinado aprendiz de poeta y asiduo lector de poesía. Y así sigo, desde el primer día de haber descubierto aquella revelación.

 

¿Cómo definiría a su poesía?


Mi poesía tiene una marcada tendencia naturalista. Creo que el hábitat cumple la función simbólica de ser el eje del mundo y nada se puede hacer sin él. Es el tránsito hacia todos los espacios y los tiempos. Y dentro de ella, rescato el río, que es lo inmanente, lo que fluye, el reflejo vivo de la memoria. Pero no todo termina en la mirada, porque mis poemas absorben escenarios, hechos y actores de la dura vida cotidiana, que oscilan emocionalmente entre la previsibilidad que promueve el pensamiento y la imprevisibilidad que surge de la percepción. 

 

¿Qué autores influyeron en su poética?


Muchos. Siempre me interesé por la forma de decir de cada autor, apreciar el cómo más que el qué. Comencé con Whitman, Vallejo, Neruda, Miguel Hernández, Borges. Fueron los poetas que me acercó la profesora de literatura de la secundaria. Después pasaron los clásicos, los románticos, los existencialistas, otras voces indispensables como Rilke y Kavafis, hasta que llegaron los surrealistas y admiré a casi todos, porque dieron vuelta el mapa de la poesía universal. También incorporé a creadores fundamentales de mi pago litoraleño, como Ortíz, Pedroni, Mastronardi, Biagioni, Madariaga, Veiravé, Balbi, entre tantos otros. Hoy sigo disfrutando a muchos poetas nacionales y extranjeros, sobre todo los que proponen escrituras trascedentes para reflexionar, reparar o simplemente conmover. El lenguaje hace la diferencia.

              

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?


Como creador, haber podido alcanzar la belleza. Por el momento, que se reconozca el esplendor de sus imágenes y la autenticidad de su decir.

 

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?


Elijo dos: uno es La salvación, porque es el texto que eligió Raúl Gustavo Aguirre para darme ese empujón del diablo, que todo joven poeta siempre necesita para animarse a seguir escribiendo; el otro se titula El camino del agua, porque representa la resignificación de una parte valiosa de mi vida a través de la escritura.  

 

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?


Cambia a través de la contemplación que se tiene sobre el mundo natural y social que nos rodea. Un texto siempre refleja algo de lo real, aunque lo maquillemos de ficción. Lo importante es que el lenguaje siempre sea disruptivo, como suelen ser los sentimientos.

 

¿Para usted se nace o se hace escritor?


Se hace. La escritura es una construcción social.

 

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?


Sugiero mucha lectura, desentrañar cualquier libro que cautive. Escribir por convicción, bajo la luz de la conciencia y del ingenio. No mirarse en el espejo del ego, porque ningún halago personal hace que uno sea más importante que su obra. 

 

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?


En general, las grandes empresas editoriales excluyen la poesía, no por desagrado, sino porque consideran que no hay mercado para ella. Por lo tanto, casi todos los poetas dependemos de las editoriales independientes, que hacen lo que pueden; o de los proyectos editoriales de distintos organismos e instituciones, que a su vez dependen de los recursos que tengan a su alcance. Lamentablemente, estamos frente a la mayor contradicción de la historia literaria: todos se deslumbran ante un poema, pero pocos se animan a comprar un libro de poemas.

 

Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela, etc. ¿Cuáles recomendaría?


Dejando de lado las lecturas a las que siempre regreso por diferentes razones, recomiendo asombrarse con Poesía no completa, de Wislawa Szymborska; con Un soplo de vida, de Clarice Lispector, en narrativa; y con En infinito en un junco, de Irene Vallejo, en ensayo literario.

 

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc.?


Para el creador, es un alivio, por la manera continua y eficaz de difundir textos, comentarios y noticias. El uso de estos medios ha posibilitado un contacto más fluido entre muchos colegas y amigos de distintas partes del mundo. La perspicacia de la instantaneidad.

 

Por último ¿Quiere usted agregar algo?


Agradecer este espacio. Me reconforta estar en la poesía, siempre, más allá de los trastornos existenciales. 

 

César Bisso

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