Thursday, April 12, 2007

Entrevista a MARIANO SHIFMAN


¿Qué es para usted la poesía?

Quizás no sea original en la respuesta, pero ante todo, para mí la poesía es una necesidad espiritual. Desde luego, no soslayo –al contrario- su condición de género literario, sus dificultades técnicas, o aun su aspecto lúdico. Pero, a diferencia de otros géneros, su particularidad radica en que es imposible escribir poesía “por oficio”, a través de moldes o modelos previamente probados. Y si se hace así, indudablemente se notará.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

Tengo 37 años, nací en Lomas de Zamora, estudié derecho y ejerzo como abogado. Me gusta la lectura desde que tengo memoria. Las primeras publicaciones (siempre de poesía) fueron en revistas literarias; luego en sitios de internet del país y del exterior. En el año 2005, al ganar el XI Certamen Nacional de Poesía organizado por Editorial de los Cuatro Vientos, cuyo premio era la publicación de un libro , apareció “Punto Rojo”, presentado en el año 2006, en el ya clásico ciclo de poesía del Bar Monserrat, con significativas palabras preliminares de Graciela Maturo. En cuanto a mi actividad literaria, concurro a diversos ciclos poéticos, que afortunadamente, abundan en Buenos Aires. También participo en sitios de poesía de la web.

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

No fui un escritor precoz; comencé alrededor de los veinte años, y paradójicamente, con cuentos. La razón: quizás deba reiterar lo que expresé en la primera respuesta; por algún tipo de necesidad espiritual.

¿Cómo definiría a su poesía?

No es fácil definir la propia poesía. Creo que es reflexiva, pero al mismo tiempo en la medida de lo posible, lúdica. La poesía es el justo equilibrio de sentido y sonido: trato de no descuidar la musicalidad de los versos, aun cuando en general (pero no siempre) sean libres, no ceñidos a metros tradicionales.

¿Qué autores influyeron en su poética?

Hace unos años leí una reflexión muy interesante del poeta Santiago Sylvester: no lo recuerdo textualmente, pero decía que una cosa es querer, o admirar a alguien, y otra distinta, deberle un favor. No me resulta difícil señalar a mis poetas más admirados, pero sí a quienes influyeron en mi obra. De modo que les debo la respuesta.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Seguramente, uno de los fines es poder siquiera acercarme a la verdad, o para no ser tan tajante, al menos a la verdad poética. En un plano más “terrenal”, desde luego intento ser leído, y porqué no, hallar a ese hipotético lector que piense: “este poema me hubiera gustado escribirlo a mí”, como a mí me ocurre cuando leo un poema que me conmueve.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

No es fácil optar por un poema en particular, pero me inclino por “DAR/WIN”, poema con que se abre mi libro “Punto Rojo”. Se trata de un poema corto –10 versos- y que expresa una cosmovisión del mundo. Por otra parte, es el poema que más destacan quienes se acercan a mi obra, y tuve incluso la suerte de que el poeta Jean Dif lo tradujera al francés.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Seguramente ocurrieron cambios, pero no creo que hayan sido sustanciales. En realidad, nunca utilicé un lenguaje uniforme. Al escribir sobre temas variados, intento adecuar el tono a la cuestión tratada. Por ello, y para emplear un término al que son afectos los lingüistas, creo que en mi caso las variaciones pueden percibirse “sincrónicamente”, es decir en poemas escritos en un período cercano.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

Hay demasiadas teorías al respecto. En casos extremos (los genios) es casi inevitable suponer que el don es “genético”. Pero, en líneas generales, tiendo a pensar que el escritor se va formando. Es diferente de lo que ocurre, por caso, con la música: nadie duda de que Mozart no se “hizo”, sino que “nació”. La materia de los escritores es otra: la palabra, y, junto a ella, las experiencias y los sueños.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

No sé si estoy en condiciones de dar consejos, pero en cualquier caso recomendaría a aquellos que escriben poesía, que nunca se entreguen a la moda que dicta la capilla literaria de turno.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

Indudablemente, hay una gran profusión de editoriales. Las más grandes, difícilmente se interesen por la obra de poetas que no sean consagrados ( y aquí hay pocos que así puedan considerarse). Pero es sabido que, por lo general, los libros de poesía deben ser costeados por los propios autores. En mi caso, debo señalar que la edición de mi libro fue solventada íntegramente por la editorial, lo que habla a favor de su transparencia, ya que doy fe que no existía un conocimiento previo a mi participación en el concurso. Vale decir que no creo que ahora la situación sea peor que antes en ese sentido ; incluso me atrevo a ser optimista al respecto, teniendo en cuenta la diversificación de editoriales y los
nuevos medios tecnológicos.

Si tendría que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

Esta pregunta quizás es la más compleja de responder. Nunca mejor dicho que, en un caso como éste, la lista no es taxativa. Es tácito que nadie se va a equivocar si recomienda a los clásicos de Grecia y Roma, o a Dante, Shakespeare, Goethe. Recomiendo la lectura de los grandes poetas del siglo de oro español -en particular Quevedo. Más aquí en el tiempo, y en poesía, recomiendo leer todo lo que encuentren de Fernando Pessoa, y en particular “El libro del desasosiego”, una sucesión de textos incomparables, en donde se integran admirablemente la poesía, el ensayo, las reflexiones de uno de los grandes poetas del siglo XX. Imposible no leer a Borges, no sólo al cuentista, sino también al poeta. Recomiendo también a Alejandra Pizarnik y a Antonio Porchia. En otras lenguas, pienso en Emily Dickinson, Leopardi, Hölderlin. En cuanto a la novela, destacaría a los grandes autores del siglo XIX, y de la primera mitad del siglo XX y entre ellos –es, como siempre, una cuestión de gusto personal- a Flaubert, Turgeniev, Thomas Mann. Debo repetirlo: la nómina es inevitable (y afortunadamente) incompleta.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?

Mi opinión es positiva. Las nuevas formas de difusión son muy aptas para la poesía, diría que es el género que más se beneficia con ellas. Al publicar en páginas de Internet, leídas en cualquier rincón del planeta, existe ocasión de difundir la obra de un modo antes impensable. A través de las mismas, tuve ocasión de conocer la opinión acerca de mi obra de poetas de España, Francia, Latinoamérica, del mismo modo que pude conocer a magníficos poetas de todo el mundo. Un buen ejemplo de ello es la página de “Mis poetas contemporáneos”.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

El cuestionario ha sido sumamente detallado, y he podido responder a todo lo esencial.


MARIANO SHIFMAN

Monday, April 09, 2007

Entrevista a RUBÉN VEDOVALDI



¿Qué es para usted la poesía?

-No concibo a la poesía como un ente abstracto que dicta leyes por encima de todo.
Para mi la poesía es un compromiso liberador. Se es poeta cuando se practica la poesía, no cuando se explica o teoriza, (sin desmerecer al género ensayo).
Asumo ese compromiso cada vez que siento aflorar la necesidad de volver a arrojarme al vacío sin red o de mirarme al espejo sin máscara.
Me sustraigo de todo para oír muy atentamente un sintagma que se acomoda en ritmo, en medidas de versos, en acentos internos, en imagen intuida, en melopea, logopea o fanopea.
No hacemos religión, ni filosofía ni divulgación científica ni escritura jurídica o pedagógica.
Tratamos el fluir discursivo con procedimientos específicos como la metáfora y la metonímia, y toda la riqueza de recursos o procedimientos que distinguen al verso de la prosa, todas las reacomodaciones intencionales del orden emocional, ideativo y sintáctico que llamaban lírica.
Es algo insobornable, arrollador; un desorden y reorganización interior que se oye y que se ve venir como un agua preciosa o peces y pájaros sueltos que quiero atrapar en un aparejo de palabras, aún sabiendo que el objeto último de nuestra pulsión creadora es más inasible que el aire, porque si el objeto de la filosofía es el conocimiento, el objeto de la poesía es el desconocimiento, la inalcanzabilidad.
Estamos condenados de antemano a la desilusión, al fracaso, a la insatisfacción. Así como las ideas no se matan sino que mueren solas, un poema no se termina, se abandona. Creemos alcanzarlo todo, como en el orgasmo, o como en el sueño, pero después la insatisfacción y la necesidad vuelven.
Los poetas no estamos fundados en ilusión de plenitud, como la religión o la metafísica; estamos hechos de carencia, de fisura, de grieta, de entropía y agujero negro, de autor perecedero y materia que cambia y puede desaparecer. El hombre que oficia de autor es mortal y el lector de nuestros escritos también es mortal, sin contar todo el arte ya realizado que se pierde por incendios, por terremotos, inundaciones, guerras, enfermedades y epidemias.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

-Publico asidua e ininterrumpidamente desde 1970 en revistas, periódicos, antologías nacionales y extranjeras. Integré cooperativas donde editamos nuestros propios 20 libros personales y grupales. Edité un libro propio en 1991. Participé en videos de poesía, leí mis versos en un par de Discos Compactos. Fracasé en muchos concursos. Obtuve premios, fui jurado. La poesía me abrió puertas de clubes, escuelas, bibliotecas, geriátricos, cárceles, manicomios, jardines de infante; lecturas públicas en diversas instituciones y aún en plazas y parques. Difundí poesía universal y propia en radio y cables de tv por más de 25 años.
La poesía me ha dado los mejores amigos y los peores enemigos. La poesía me ha abierto las piernas de alguna mujer.
Para capacitarme en mi oficio cursé veinte años de Talleres Literarios y coordiné o moderé mis talleres por otros veinte años, pero no tengo la receta infalible para ganar más plata que Bill Gates con mis poemas.
amontonamientos poéticos Y descreo de concursos, ( recordemos a Ricardo Piglia y el escándalo de PLATA QUEMADA) salvo raras excepciones. Dante, Kafka o Joyce jamás ganaron ningún concurso.Actualmente descreo de aplauso masivo, descreo de antologías que terminan siendo
La poesía puede ser ficción, como otros géneros, pero nunca puede ser hipocresía o mentira, por respeto a los muchos poetas que murieron en manicomio, exilio o fusilamiento.
Hoy parece haber más escritores que lectores y tal vez un lector valga más que uno como autor, tal vez los lectores sean más creativos que uno mismo en sus activas o interactivas relecturas
A Shakespeare, a Cervantes, a Goethe, los creamos y recreamos los que los leemos. Un libro no existe porque está en librería o en biblioteca, solamente vive cuando es leído.
Puede haber mucha tecnología en impresiones y en telecomunicaciones, pero sin lector no hay poesía ni hay arte sin destinatario.
Lo peor que le puede pasar a la creatividad es adaptarse a la moda, venderse al mercader, las leyes del consumo, del todo por dos pesos y del use y tire.
Lo peor que le puede ocurrir al artista es ser usado o ninguneado por el aparato político o por el aparato religioso o mercantil. Hasta el dinero del narcotráfico puede financiar ediciones y famas de Feria.
Me obsesiona una última idea, trabajar y retrabajar el conjunto de mi escritura como si todo fuera un único libro, pulir todos los días, desconfiar de la espontaneidad o de la facilidad de palabra, corregir y corregir todo, ir contra mi propio lenguaje, contra mi propio estilo, poner a prueba o refutar mis propias intenciones, no repetirme. El arte está hecho de detalles y no se termina nunca.
Esa tarea me llevará lo que me quede de vida. No quiero otra cosa, sé que no voy a salvar a nadie con mi palabra pero soy feliz leyendo literatura y soy sufridamente feliz entregado al silencioso y paciente oficio diario de corregir y organizar mis páginas. Honestamente no sé si soy digno de ser leído pero seguiré escribiendo.

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

-Nací en 1951 y contraje poliomielitis en 1953. Toda mi vida necesité leer y escribir porque no podía jugar al fútbol o bailar o escalar montañas. Necesité vida interior porque la vida exterior me estaba discriminada o relegada. Busqué nutrirme de la radio, del cine, historietas, tv, danza, teatro, pintura, títeres, esculturas y arquitectura y oír música y soñar despierto porque sin las bellas artes se me hacía insoportable mi cuerpo, andar en muletas o aparato ortopédico y la vida de relación.
Pero a la vez el arte nos devuelve a la sociedad, recordando los grandes temas universales: la belleza, el horror, el amor, la miseria y la riqueza, la libertad, la soledad, la muerte, la locura, el placer y el dolor.

¿Cómo definiría a su poesía?

-Si definir mi arte y mi oficio es poner límites a mis múltiples registros, a los diferentes modos de experimentar y producir, acotar mis niveles de lenguaje, y las diversas formas de impresión y expresión en mi cocina autoral, yo no sé definir lo que es mi poesía. Sé lo que NO es.
No es poesía subalterna del budismo ni del judaísmo ni del cristianismo ni del islamismo o del mercantilismo. No es portavoz de una doctrina religiosa o política o filosófica, o periodística, pero se nota que vivo y escribo pegado a la ciudad de Rosario, en finales del siglo XX y primeros años del nuevo milenio, con sus colores y olores, el cambio climático, Winona Ryder, sida, alcoholismo, tabaquismo, drogadicción, prostitución, Gran Hermano, Meg Ryan, Tinelli, Mc Donald, Ludovica Squirru, Spielberg, Julia Roberts, Jodie Foster, Bucay, Pablo Cohelo, Harry Potter, Emma Thompson, cumbia con paco y patovica, jeringas, saqueos, Glenn Close, clonación, Banelco y telefonía celular, y Penélope Cruz y Christina Ricci ,etc. Y todo eso alimenta o contamina histórica, social y culturalmente mi escritura más que el Instituto Cervantes de la lengua española.
Soy un indio conectado a multicanal y a la web infosférica, un paisanito de la aldea global con discurso regional satelitalmente alterado.
Por sentido contrario, la más clara definición que escuché es la del secretario de propaganda del nacional socialismo alemán, Goebbels: “
Cuando escucho a palabra cultura, saco el revólver”
En eso me doy cuenta de mi oficio. Otros están perfeccionando sus maquinarias de meter miedo y sembrar muerte, sus misiles, sus tráficos de drogas y armamentos. Otros se están quedando con las últimas reservas naturales del mundo. Yo sigo apostando todo a la creatividad poética, a dialogar con un lector vivo, de ser humano a ser humano, y no a hacer discursos de paz sobre campos de cadáveres.

¿Qué autores influyeron en su poética?

- Todas las artes me influyen. Leo muchísimo desde siempre. Alrededor de mi cama tengo una biblioteca personal de 5.000 libros, pero los cabeceras que me siguen enseñando a escribir y a leer son: los clásicos chinos, griegos y latinos; y Artaud, Cortázar, Borges, Freud, Marx, Einstein, César Vallejo, Jacques Prevert. También Pink Floyd influye en mi poesía.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

-Leer y escribir y es para mi un fin en sí mismo, como vivir es para mi un fin en sí mismo.Si más allá de eso mi obra encontrará sus lectores, que ya tiene algunos, será un premio extra, pero el logro mayor es haber leído yo lo que leí y haber escrito lo que pude escribir en un mundo donde es más fácil matar que crear.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

-No he logrado un poema propio que me de plena satisfacción, soy un guerrero sin caballo de batalla y de verdad trato de escribir contra mi propio estilo. No quiero acostumbrarme a lo hecho sino poner el acento siempre en lo por hacer. No creo hoy en el aplauso de ayer ni en el de hoy.
Escribo desde hace 40 años porque siento que mi vida y mi obra es un imposible.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

-Cuando empecé escribía con lapicera en cuaderno, Leía Patoruzú y Radiolandia, quería hacer letras como las de Palito Ortega
Ahora me suelto más a una cinta de grabador o a escribir en la PC, pero siempre hay junto a mi cama una libreta de bolsillo y una birome para cualquier cosa que se me ocurra, hasta para contar lo que soñé.
Al principio no consultaba diccionario. Ahora me leí todo el Espasa Calpe de la RAE, palabra por palabra, de la A a la Zeta, y tengo varios diccionarios de nuestra lengua y de varios otros idiomas
Cada vez me doy más cuenta de que también otros idiomas vecinos resuenan en nuestro idiolecto, el italiano de mis ancestros, el portugués, el inglés, el gallego, el hebreo, el latín, el griego. Cada idioma representa un todo mayor que la suma de sus partes y el poetizar mismo va creando un nuevo idioma personal dentro del castellano argentino santafecino en el que uno piensa, siente, lee y escribe.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

-Se nace con pelotas y la sociedad después te hace pelotudo.
Ni siquiera hombre se nace. El hombre y la humanidad son, como el amor, no algo innato que vino de arriba por milagro divino, sino por voluntad evolutiva, con fracasos, ensayos y errores, con pasión y sufrimiento. Para mi la vida es voluntad en obra, sin caer en el voluntarismo, que ya fracasó, se trata de un trabajo creativo, no industrial sino artesanal, que todos tenemos que hacer todos los días desde hace millones de años y que las bombas atómicas pueden fulminar para siempre en segundos.
No soy un genio ni me sobra talento. No creo en el artista de nacimiento, sino en el trabajo permanente, primero del autor y luego de los lectores.
Por ejemplo: al comenzar el siglo XX Rubén Darío era un dios y César Vallejo era un lector que lo admiraba. Con el tiempo y el trabajo, Vallejo llegó a ser el más grande poeta de nuestra lengua.
Cuando Hendrix era un genio de la guitarra eléctrica, Carlos Santana no era nadie y lo admiraba. Con el tiempo y el trabajo, Carlos Santana se transformó en el gran creador que hoy es.
Borges de pendejo admiraba a Güiraldes y temía a Lugones, pero con el tiempo y el trabajo de escribir y corregir llegó él solo mucho más allá que diez Gûiraldes y Lugones juntos.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

-Vade retro!!!Que deje ya mismo, que no insista con querer escribir. Que se dedique a leer toda mi obra y que salga al mundo a vender intensa y exclusivamente mis libros, mis obras completas y nada más.. ¿Para qué queremos nuevos escritores si ya estoy yo?

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

.Ni la miro, Gustavo. Me preocupa mi obra, mi arte de todos los días, en silencio, en bajo perfil, sin ruido de Ferias o Industrias. Cuando Moisés escribió el Génesis o cuando los grandes clásicos hicieron todo lo que hicieron, no había marketing ni industria editorial. Si creo en Rodolfo Alonso editor es porque Rodolfo Alonso antes que editor es poeta, como Chaplin antes de producir cine era actor o Shakespeare antes de engordar como empresario teatral era autor y actor.

Si tendría que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

-Ilíada y Odisea, el Tao Te King, Cantar de los Cantares del Rey Salomón, Popol Vuh.

Cuentos: Mil y Unas Noches,

Novela: Ulises de Joyce, o EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO, de M.Proust.

Y Obra Completa de Borges, de Vallejo, Poesía Vertical de Juarroz; Walt Whitmann; Juan L.Ortiz

Rimbaud, Dylan Thomas, Eliot, Bertold Bretch; Beckett; Nabokov; Milan Kundera.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?

-Este medio virtual ahora global fue creado en el Pentágono y aún hoy el 98 por ciento de su capacidad está ocupado para uso financiero o espionaje militar y sólo el dos por ciento restante se vende al público. Y de ese dos por ciento, la literatura es todavía un piojo en la inmensidad, una perla en el océano de mierda, pero creo en todos los formatos que intenten difundir el arte, la cultura y la educación.
Lo más importante no es el emisor ni el medio sino el lector, el destinatario o receptor y recreador. Sin el deseo de que haya otro ser humano vivo del otro lado, todo esto no tiene sentido.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Aguante, Gusta!!! Gracias por tu generosidad y "el tiempo que dedicás a tu rosa".
No te mueras nunca.

RUBÉN VEDOVALDI