Wednesday, September 13, 2006

Entrevista a LUIS BENITEZ


¿Qué es para usted la poesía?

-Según yo la entiendo, no es solamente una disciplina literaria dotada de una extensa tradición e historia. Creo que consiste, además, en el medio más certero que hemos encontrado para aludir a las cuestiones que van más allá de los dominios del lenguaje; esto es, desde luego, una paradoja, dado que la materia de la poesía es el lenguaje y, por ende, mi afirmación anterior implica que el objeto de la poesía es su fracaso, dado que no puede ir más allá de los límites que le señala su materia misma. Sin embargo, en la poesía se encuentra altamente desarrollado el poder de la alusión, que si no permite mostrar, sí posibilita referirse a, reflejar, crear un fantasma lingüístico emparentado con/similar al objeto. Este objeto, obviamente, no es otra cosa que lo real o una de sus partes, que, como sabemos, es imposible de vislumbrar para nosotros. Así, la poesía es también un valioso instrumento de conocimiento, aunque como queda dicho, también está condenada al fracaso de la representación, por otro lado, un imposible para toda creación. La representación, en sí, es un objetivo que queda fuera del arte y de la literatura por otra razón no menos poderosa: porque la obra de creación es un objetivo en sí misma, carente de otra dependencia fundacional.


¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?


-Nací en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956 y soy miembro de algunas instituciones culturales de nuestro país y del exterior, entre ellas: la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, EE.UU., con sede en la Columbia University, de la World Poets Society (Grecia), de la International Society of Writers (EE.UU.) y de la Sociedad de Escritoras y Escritores de Argentina. He recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poetes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Asimismo, mi obra recibió algunos reconocimientos nacionales e internacionales, algunos de los cuales son: el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); la Mención de Honor del Concurso Municipal de Literatura (Poesía, Buenos Aires, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Tercer Premio del Concurso Fundación Inca Seguros (Poesía, Buenos Aires, 1995); Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Tercer Premio Eduardo Mallea de Narrativa (Buenos Aires, período 1995-1997); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); y el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003). Recientemente fui seleccionado como finalista en el Concurso La Nación-Editorial Sudamericana de Novela 2006, por mi obra “El metro universal”. Mis obras publicadas son las siguientes: Poemas de la Tierra y la Memoria (poesía, Ed. Stephen and Bloom, Bs. As., 1980); Mitologías/La Balada de la Mujer Perdida (poesía, Ultimo Reino, Bs. As., 1983); Poesía Inédita de Hoy (Un panorama contemporáneo de la poesía inédita argentina) (introducción, notas y selección de 100 autores, Ed. NOUS, Bs. As., 1983); Juan L. Ortiz: El Contra-Rimbaud (ensayo, 1ra. ed. Ed. Filofalsía, Bs. As., 1985, 2da. ed. Ed. Filofalsía, Bs. As. 1986); Behering y otros poemas (poesía, 1ra. ed., Ed. Filofalsía, Bs. As., 1985, 2da. Ed. Cuadernos del Zopilote, México D.F., 1993); Guerras, Epitafios y Conversaciones (poesía, Ed. Satura, Bs. As., 1989); Fractal (poesía, Ed. Correo Latino, Bs. As., 1992); El Pasado y las Vísperas (poesía, Ed. de la Universidad de los Andes, Venezuela, 1995); El Horror en la Narrativa de Alberto Jiménez Ure (ensayo, Ed. de la Universidad de los Andes, Venezuela, 1996); Selected Poems (antología poética, selección y traducción de Verónica Miranda, Ed. Luz Bilingual Publishing, Inc. Los Angeles, USA, 1996); La Yegua de la Noche (poesía, Ed. Ediciones Del Castillo, Santiago de Chile, Chile, 2001); Tango del Mudo (novela, Ed. de la Plaza, Montevideo, Uruguay, 1997. Ed. Piel de Leopardo/Wordtheque, Bs. As., 2003); Jorge Luis Borges: La tiniebla y la gloria (ensayo, Ed. Lea, Buenos Aires, 2004); El Venenero y Otros Poemas (poesía, Ed. Nueva Generación, Buenos Aires, 2005) y La tarde del elefante y otros poemas (poesía, Ed. Ala de Cuervo, Caracas, Venezuela, 2006). Sobre mi obra se han publicado los siguientes volúmenes: Sobre las poesías de Luis Benítez, de Carlos Elliff (ensayo, Ed. Metáfora, Bs. As., 1991); Conversaciones con el poeta Luis Benítez, de Alejandro Elissagaray y Pamela Nader (Tomo I, 1995, Tomo II, 1997, Ed. Nueva Generación, Bs. As.) y Antología (selección y ensayo preliminar de Alejandro Elissagaray, 2001, Ed. Nueva Generación, Bs. As.).

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?


-Comencé a escribir –a intentar escribir literatura- a los 11 años. Recuerdo que se trató de un pseudocuento titulado El Alfiler, que felizmente no conservé. Luego insistí con algunos otros relatos, de los que sólo recuerdo un título: La Rata Verde, con el que gané un concurso de la escuela secundaria que me llenó de orgullo y confusión. Respecto de la poesía, mis primeros intentos se produjeron alrededor de los 15 años, más bien como consecuencia de mi afán con las lecturas de los clásicos españoles del siglo XIX y XX. Aprendemos por imitación, ya sabemos. Luego descubrí a los vanguardistas franceses, y, posteriormente, hacia mis 20 años, a la poesía inglesa, que le dio un giro fundamental a mis intentos. Los poetas que más me impactaron fueron los románticos ingleses: Byron, Coleridge, Shelley, Keats; luego T.S. Eliot, Ezra Pound, y fundamentalmente, Dylan Thomas, para mí –en mi desarrollo- el autor más importante. Y por supuesto, los poetas metafísicos ingleses del siglo XVII, que son una lectura ineludible.

¿Cómo definiría a su poesía?


-Como un intento de comprender lo exterior a mí y comprenderme, así como de expresar las relaciones que observo entre las partes del todo, yo incluido. Claro que es una premisa demasiado abarcativa y nunca lograré cumplir más que con una parte infinitesimal de sus alcances. Pero ello, si lo logro alguna vez, me dejará más que satisfecho. Hasta ahora, creo que apenas tuve algunos pocos aciertos. No escribí nada importante todavía, no sé si alguna vez llegaré a ello. Pero intento dejar escritos algunos versos que valgan la pena.

¿Qué autores influyeron en su poética?

-Además de los que ya referí, por supuesto Pablo Neruda (influencia de la que felizmente ya me liberé) y César Vallejo (influencia que me gustaría que se hubiera acentuado más en mi obra). También numerosos autores norteamericanos, como Allen Ginsberg, Allen Tate, Edgar Allan Poe, Denise Levertov, Richard Wilbur, Theodore Roetke, Amy Lowell y su sobrino (como poeta, menor que su extraordinaria tía) Robert Lowell, Emily Dickinson y en menor medida, Gregory Corso. Entre los argentinos, desde luego Jorge Luis Borges, el inevitable Borges. Y también Juan Laurentino Ortiz, Joaquín Giannuzzi, Antonio Requeni (posiblemente el mayor poeta argentino viviente, en mi opinión), Oliverio Girondo, César Rosales, Olga Orozco, Francisco Madariaga y Enrique Molina (estos dos últimos fueron mis amigos), y Esteban Moore, probablemente el poeta argentino más original de las últimas generaciones.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

-Lograr una universalidad de mi poética, con un sesgo nacional reconocible, sin que ninguno de estos dos campos menguara la importancia del otro. No creo que lo vaya a lograr, pero lo intento.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

-Pregunta muy difícil, esta. Posiblemente, optaría por En el Arduo Aniversario de una Boda, ya que –estimo- sintetiza varias de las aspiraciones de mi poética, las que ya sumariamente señalé.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?


-Gracias a frecuentar la obra de poetas mayores que yo, creo que se ha sutilizado y paralelamente, mi poesía ha ganado en capacidad de comunicación, que no es un camino despreciable: logra llegar mejor al lector, no para comunicar un mensaje unívoco –cosa que por suerte, es imposible y si fuera posible, implicaría un acto deleznable- sino para tentar al lector a realizar una interpretación propia, a intentar su propia construcción en la polisemia. Yo tenía dificultades para ello hasta mi tercer libro, creo, y desde entonces hasta ahora he mejorado bastante. Espero seguir haciéndolo, porque como bien decía T.S. Eliot: “No hay facilidades en el verso libre para el muchacho trabajador”. Aunque se trate de un trabajo siempre arduo, resulta ser muchas veces satisfactorio.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

-Un escritor es una construcción cultural, como la poesía misma o la interpretación del lector. Ahora que las circunstancias en que esa construcción cultural, el escritor, se constituye como tal, es una de las cuestiones más misteriosas que se pueden plantear. Cómo sucede, yo no lo sé. Pero que sucede, sucede.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?


-Que preste atención suma a cuanto le aconsejen otros autores, las obras de otros autores, y también sus lectores, pero que se atenga fundamentalmente a lo que él entiende, oscura o claramente, que es su poética, tanto en la etapa de formación como ya en la de maduración. Debe escribir como él lo hace, no como otros le dicen que debe hacerlo. Y también que no olvide que debe escribir como un poeta, no como un período: si no se siente posmoderno –por ejemplo- que no pruebe de disfrazarse porque todo saldrá muy mal. Tampoco debe intentar agradarle a nadie, mucho menos a los críticos y a los autores que, a priori, tratan de escribir para que sus obras se amolden a tal o cual teoría en boga. La teoría deja de estar de moda, se va, y no queda poema alguno detrás de ella. Lo que nuestro hipotético joven autor debe buscar es su propia voz, no los ecos de otras, por más aparentemente “conveniente” que ello le parezca. Y también, que busque influencias, que no las espere, que salga a encontrarse con ellas: si carece de síntesis, que lea a Borges; si su tono es de vuelo bajo, que acuda a Antonin Artaud o se enfrasque en Tate, Pound, Dylan Thomas. La influencia buscada es uno de los grandes remedios para las enfermedades poéticas.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

-Mejoró bastante su salud, pero ello no mejoró nuestra situación como poetas. En realidad, parece que siempre nos manejamos independientemente de ella. En los dorados ´60, cuando las editoriales argentinas pasaron por su mejor momento, cuando la clase media consumía autores nacionales y existían las revistas que eran capaces de darle un espaldarazo efectivo a un autor, los beneficiarios fueron los narradores: Cortázar, Sabato, Beatriz Guido, pero no los poetas. Siguieron manejándose casi como ahora, en tiradas reducidas, lejos del gran público. En el resto del mundo no sucede nada demasiado diferente. Yo leo las quejas de amigos poetas de otros países y parecen calcadas de las nuestras.

Si tendría que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

-Los poemas completos de Dylan Thomas, traducidos por Elizabeth Azcona Cranwell para Editorial Corregidor. Las obras completas de Jorge Luis Borges, editadas por Emecé y también todos sus títulos posteriores. Los poemas completos de Joaquín Giannuzzi, editados también por Emecé. Toda la obra poética de Antonio Requeni, Enrique Molina, Juan L. Ortiz.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?

-Han resultado la mejor ayuda, en los últimos años, para los poetas. Podemos acceder a los lectores específicos sin pasar por las engorrosas operaciones anteriores, tales como la desesperante correspondencia previa con los editores de revistas literarias, etc. Hoy podemos publicar nuestras obras no sólo en nuestro país, sino en muchos otros, y paradójicamente, en mi caso, observo que es más fácil publicar fuera de la Argentina que dentro de ella. Desde la India a los Estados Unidos, desde Suecia e Inglaterra hasta Sudáfrica, es posible hacer contacto, proponer colaboraciones y acceder a la publicación de un modo bastante abierto. De hecho, mi último libro, La Tarde del Elefante y Otros Poemas, se publicó en Caracas, gracias a contactos previos realizados, en buena parte, vía Internet. No me animo a pensar, por otro lado, qué hubiera sido de nosotros, poetas, si no hubiera surgido este universo virtual al que nos estamos refiriendo, con los elevados costos del correo corriente y los tiempos que insume la comunicación por su intermedio. Probablemente, seríamos más insulares, poéticamente hablando, de lo que ya somos pese a Internet.


Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Mi agradecimiento a este blog, que me permite con tanta generosidad disponer de espacio para comunicarme con sus numerosos visitantes y alberga con no menos generosidad mi poesía, junto a la de otros poetas que me merecen un altísimo respeto como lector del género.


LUIS BENITEZ



Tuesday, September 12, 2006

Entrevista a MARÍA ROSA LEÓN


¿Qué es para usted la poesía?

ES mi espacio de libertad

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?


Desde que me retiré de la actividad docente me dedico con exclusividad a la lectura, estudio y producción literaria.

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?


Desde los primeros grados y porque no sabía dibujar. Creo que elegí “dibujar con palabras”. Al menos eso le dije a mi maestra de 1er. Grado.

¿Cómo definiría a su poesía?


Es espontánea y casi no corrijo. Escribo por una necesidad casi compulsiva de expresarme por escrito y luego voy editando mis trabajos, hoja por hoja y tapa por tapa en mi PC. Mis temas recurrentes y casi obsesivos son: la vida, la muerte, el amor, el desamor y muchos de mis textos son repetitivos. Todos bastante intimistas.

¿Qué autores influyeron en su poética?


Me sedujeron, en principio: García Lorca y Neruda. Pero poco a poco fui leyendo a los surrealistas franceses, a los poetas malditos y después mis lecturas se tornaron muy eclécticas y desordenadas. Casi caóticas. También me atrajeron los poetas místicos y los del Siglo de Oro español.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?


Motivar la lectura y la escritura.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?


De los que llevo escritos y recuerdo “Más allá” porque entonces (hace unos doce años) me fascinó la función “profética” de la poesía. De los que he leído me parece fundamental el Manifiesto de Nicanor Parra.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?


Empecé escribiendo con un registro algo forzado, usando el “tú” y un lenguaje cuidado, casi afectado y artificial. También me tentaron algunas pautas de la preceptiva en cuanto a métrica y rima tradicionales. Pero luego empecé a escribir con un registro más coloquial y popular. Pero todo esto sin proponérmelo.

¿Para usted se nace o se hace escritor?


La inclinación por las letras es innata y creo que hereditaria. Pero el oficio se hace en base al ejercicio diario de la lectura y la escritura.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?


Que no ahorre su tiempo de lectura, que anote, escriba, expurgue y tire mucho. Lo que quede, será lo que realmente valga la pena. Y que en la mayoría de los casos, escribir es un acto de total soledad.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?


Es un tema difícil. En el mercado están los grande grupos multinacionales que publican a los escritores “consagrados”. Y están los pequeños escritores que suelen descubrir verdaderas perlitas y las difunden (éstos, claro está, nunca se harán ricos). Y en medio de estos dos grandes grupos bien definidos, están los sellos comerciales que publican lo que sea, mientras se les pague bien el trabajo.

Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?


Las antologías que publicó Héctor Yánnover, empezando por la “Antología consultada de la joven poesía argentina” de fines de los ‘60s que editó Fabril Editora , si la memoria no me falla. Los cuentos de Borges y de Cortázar y una novela que me gusta cada vez que la releo: “La insoportable levedad del ser” de Milan Kundera. Algunos ensayos breves de Borges y sus conferencias.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?


Me parece que aquí vale el dicho popular “En el amor y en la guerra todo vale”. Creo que es muy importante que haya esta difusión impresa, oral y virtual.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?


Quiero recordar algo que dijo Luis Colombini en unas jornadas de poesía en 2001, cuando coordinó lectura de poesías de niños y adolescentes en el Centro Cultural San Martín: “Mientras haya gente de todas las edades que lea y escriba poesía, cabe la esperanza de que la historia puede cambiar”. Yo coincido plenamente con él.

María Rosa León

Sunday, September 10, 2006

Entrevista a KARINA SACERDOTE




¿Qué es para usted la poesía?

Podría decir muchas cosas y ninguna podría definirla. Definirla sería restringirla. La poesía es esto que sucede por las venas: seres como sueños que yerran, vida prendida en la piel, muerte que siempre es llanto y caricia.


¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?


Nací en Buenos Aires. Experimento, entre otras cosas, en la pintura. Escribo desde siempre. Participé de algunas antologías nacionales e internacionales de poesías y de cuentos. Estoy preparando la edición de mi primer poemario: “Confesiones frente a un rincón vacío”. Varias revistas y páginas literarias y culturales de la red, publican mis textos.

Soy directora de la revista literaria virtual Axolotl.

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

No sé cuál fue el momento exacto en el que comencé a escribir, cuando me di cuenta, ya estaba escribiendo. Recuerdo mi primer poema, una estrella enamorada de un cometa que, aún siendo la más hermosa de todas las estrellas, resignó su luz para guardar el instante en el que se cruzó con el amor.
La razón de escribir: mi abuela recitándome poesías y las ganas de crear palabras tan bellas como las que me mostraba ella con su voz.

¿Cómo definiría a su poesía?

No me gustan mucho las definiciones. Definir limita. Mi poesía intenta ser poesía, nada más.

¿Qué autores influyeron en su poética?

Bueno, sin duda Lorca en la voz de mi abuela fue el primero, ella lo amaba. Después llegaron otros muchos. En realidad me convertí en lectora compulsiva de poetas. Todos influyen de alguna manera, a su manera. Por supuesto que hay nombres que se quedan en nosotros y versos que se nos graban para siempre: César Vallejo, Pizarnik, Alfonsina, Witman... Puedo escribir los versos más tristes esta noche..., Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes, tristes... Rimbaud, Quasimodo, tantos...

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Lograr... apenas estoy intentando parirla. Supongo que me gustaría ofrecerla a otros y que sea bien recibida.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

Elegir un poema dependerá siempre de las circunstancias. Hoy elegiría “Y enseguida anochece” de Salvatore Quasimodo porque me resulta la más vasta imagen del paso de la vida.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Cambió mucho y nada. En definitiva soy la misma pero diferente y lo que siento y pienso es lo mismo pero distinto. Uno crece con el tiempo y crece también el tiempo dedicado a escribir. La dedicación siempre dará sus frutos.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

Las dos cosas. Como decía antes, la dedicación siempre da sus frutos y hay que ofrendarse a escribir para escribir.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

Que diga lo que tenga ganas de decir, que grite lo que tenga ganas de gritar, que susurre lo que desee susurrar. Que respire y luego haga crecer eso que dice.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

Ya ves que no tengo libros editados, está sobreentendido que lo veo difícil. El poder económico influye bastante. Las editoriales no se preocupan por la Literatura. Mientras ellos prefieren editar frivolidades, los poetas tendrán que seguir juntando pesos para hacer realidad sus sueños.

Si tendría que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

Yo creo que ningún escritor, sea poeta o narrador, debería negarse leer las obras completas de Federico García Lorca, César Vallejo, Alejandra Pizarnik y tantos otros grandes poetas que ya no están.
Como diría Mario Luzi “Siempre es posible crearse un momento propicio para el encuentro con la palabra de un poeta y encender la chispa.”

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?

Diría que son muy importantes para aquellos que escriben y desean “mostrar” sus textos. Gracias a estos espacios se encuentra a gente que nos lee y habla de nuestra poesía. Posibilitan aquello que todo el que escribe desea, compartir lo que escribe.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Un gracias inmenso al poeta Gustavo Tisocco, mi amigo, por este espacio y por permitirme ser parte.

Tuesday, September 05, 2006

Entrevista a ROLANDO REVAGLIATTI


1: ¿Qué es para usted la poesía?

Es la gaviota que logro instalar en el paisaje que describo, sin que se oiga demasiado la palabra gaviota.


2: ¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?


a) Viví en pensiones (en una, nací) hasta mis ocho años. El mejor período de mi niñez transcurrió en Villa del Parque, cuando mis padres adquirieron su primer departamento. Aunque tuve también amigos antes, en Floresta, los que recuerdo son los de Villa del Parque. Donde, además, las chicas de mi cuadra querían ser mis novias. Tuve una abuela, Josefina, excelente. En presencia de mi padre no se podía decir el apellido Perón. Él era un consecuente lector de libros: crónicas de viajes, expediciones, “El Hombre Mediocre” de José Ingenieros, esa onda, y de poesía. Mi madre no ha frecuentado los libros, aunque sí los diarios y revistas. Simpatizaban con el socialismo. La primera vez que voté lo hice por Alfredo Palacios. Mis primeros amigos íntimos, como se decía entonces, grandes amigos, los hice a partir de que nos mudamos, a mis once años, a otro departamento, ya más importante, en Caballito. Y el último en ese rango lo tuve hasta poco después de mis cincuenta. Cincuenta eran los años a los que en mi infancia yo aspiraba a llegar vivo y saludable. Supongo que esa sería la cifra mínima que me atrevía a declarar, ¿no? Ya está: conté un poco de mi vida.

b) Publico mi primer libro en 1988, así que andaba yo en los 43 años de edad. Se tituló “Obras completas en verso hasta acá”, con segunda edición corregida en 1990, a través del sello Filofalsía (una tercera edición corregidísima de este multipublicado poemario aparecerá a principios de 2007). Después fueron surgiendo otros catorce poemarios, unos cuantos, a su vez, también con reediciones + ediciones electrónicas + ediciones bellísimas en formato caja y en formato estuche. Éstos son los títulos: “De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):”, “Trompifai”, “Fundido encadenado”, “Tomavistas”, “Picado contrapicado”, “Leo y escribo”, “Ripio”, “Desecho e izquierdo”, “Propaga”, “Ardua” (el único de mis libros que cuenta con una edición, la quinta, íntegramente bilingüe (castellano-neerlandés), a través del sello Stanza, de Holanda), “Pictórica”, “Sopita”, “Corona de calor”, “Del franelero popular” (textos de todos ellos integran la antología “El Revagliastés”, aparecida a principios de 2006). En el género dramaturgia se editó “Las piezas de un teatro”. Y hay dos volúmenes que reúnen cuentos y relatos: “Historietas del amor” y “Muestra en prosa”. La mayoría de mis libros se hallan disponibles no sólo en
http://www.revagliatti.com.ar, sino que, en numerosas bibliotecas digitales. Casi todos los demás poemarios han sido traducidos parcialmente y así difundidos en medios gráficos y virtuales a los idiomas italiano, esperanto, inglés, asturiano, alemán, maltés, portugués, rumano, francés, vascuence y catalán.

c) En poquísimos concursos donde hubiera que presentar un libro completo he participado. Me resulta insoportable leerme las bases, las especificaciones, las advertencias, la obligatoriedad del seudónimo y del sobrecito donde queda oculta la identidad, los recaudos. Cuando no constan los nombres de los prestigiosos miembros del jurado, peor todavía. El esfuerzo que me demanda cumplir con los pasos me sobre exige, me exige mal. Me alivia dar con bases donde rápidamente advierto que hay que pagar para participar o que ya venció el plazo de presentación. Allí se me disipa el conflicto, queda descartado para mí el certamen y sigo con otra cosa más acorde a mi disposición. Tendría que contar con un remunerado secretario que lo hiciera por mí. En fin, algún primer premio obtuve, sin embargo. Otorgado por una institución norteamericana. Y unas menciones especiales y otras estándar que me posibilitaron ser seleccionado e incluido en antologías y exposiciones. Jamás intervine en concursos donde los premios son nada más que medallas y diplomas. Sí, estoy flojo en premios. Qué macana.

d) Desde hace algunos años coordino mi taller literario, el cual incluye, adaptándome siempre a los requerimientos de los interesados, oralidad, proyección de la voz. Como productor cultural, entre otras iniciativas, cabría asentar aquí la puesta en escena de nueve espectáculos teatrales (“Drummond”, “Uno de cada”, “Las mujeres”, “Por mí mismo”, “Obstinación”, “Versos per-versos”, “Espasmitos espantosos”, “La cosa corta”, “El cirujano poetón (y sus fantasmas)”, entre 1975 y 1987) a partir de textos mayoritariamente poéticos de decenas de autores, lecturas públicas de textos de Jorge Luis Borges, Gabriela Mistral, Oliverio Girondo, Jorge Lépore, Violeta Parra, Alejandra Pizarnik, Pablo Neruda, Julia Prilutzky Farni, etc., entre 1983 y 1986. Fui uno de los responsables del Ciclo de Poesía y Prosa Breve “Nicolás Olivari” (1999) y el coordinador general de los Ciclos de Poesía “Julio Huasi” (2001), “Luis Franco” (2002), “Carlos de la Púa”, “Susana Thénon”, “Horacio Pilar”, “Homenajes” (2003), así como de la Revista Oral de Literatura “Recitador Argentino” (2003) y de “La Anguila Lánguida” Muestra de Poesía 2004. Desde el 2005 presento a poetas no residentes en la ciudad de Buenos Aires y conurbano bonaerense dentro del marco de “Último Infierno”, la propuesta de periodicidad mensual de la Asociación de Poetas Argentinos, fundada por Cayetano Zemborain. Y desde junio de este año ando presentando poemarios que juzgo singulares o muy significativos para mí, acompañado por músicos, más adelante será con actores y ya iremos viendo con quienes más, en “La Canción de Rolando”, una de las secciones del Café Literario de Lidia Rocha y Gerardo David Curiá: “Literatura Viva”, también con periodicidad mensual.

3) ¿Cuándo empezó a escribir? ¿Por qué?

Empecé pergeñando letras de canciones que yo mismo componía en mi cabeza. Los temas musicales se los cantaba a mi gran amigo de la adolescencia, Ramón. Yo venía recitando poemas desde mi niñez. “Debuté” representando a mi sexto grado en la culminación de la escuela primaria. Fue un suceso, una marca de aquéllas, nadie podía creer que ese lindo, pero intrascendente chico, conmocionara de semejante modo al vasto auditorio, recitando un poema narrativo, claro que, muy sentimental, de mi tío político, Jerónimo Sureda. Y bueno, habré empezado a escribir para evidenciar mi enorme insatisfacción, para escudriñar en esos recovecos infinitos.

4) ¿Cómo definiría a su poesía?

Aún esmerándome no me imagino alcanzando una abarcadora definición. Sé que abunda el sarcasmo, la ironía, el humor falsamente ingenuo, la burla, el trastrocamiento. Sé también que escribí textos donde esto no aflora. Reconozco que me agrada “ponerme en peligro”, literariamente hablando. Acaso atormentado por el espectro de la mediocridad, de esa amenaza, de ese horror. Más vale morir inventando que seguir perdurando en la repetición. Más vale chillar en procura de alguna armonía disparatada que albergar el conformismo del gimoteo. Definir no definí, pero al menos, Gustavo, sabés de qué huyo.

5) ¿Qué autores influyeron en su poética?

Sospecho que los releídos: en mi infancia y pubertad, Yamandú Rodríguez, Olegario Víctor Andrade, Jerónimo Sureda, El Viejo Pancho, Gustavo Adolfo Bécquer, Belisario Roldán, José Hernández, Estanislao del Campo, Almafuerte, Hilario Ascasubi, Evaristo Carriego, versificadores gauchescos y letristas de tangos, buenos y espantosos, que yo leía semana tras semana en las revistas “Cantando”, “El Alma que Canta” y “Cantaclaro”.
En mi adolescencia, Baldomero, Manrique y César Fernández Moreno, Antonio Porchia, Walt Whitman, Nicolás Olivari, Pablo Neruda, Julio Huasi, Nicolás Guillén, Roberto Santoro, Nicanor Parra, César Vallejo, Alfonsina Storni, Mario Benedetti, Raúl González Tuñón, León Felipe.
Y ya poco después, Jacques Prevert, Juana Bignozzi, André Breton, Carlos Drummond de Andrade, María Elena Walsh, Antonin Artaud, Juan Gelman, Arthur Rimbaud, Alejandra Pizarnik, Oliverio Girondo.

6) ¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Que se la reconozca como eso que se da por seguro en la pregunta: una poética. Una.

7) ¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

Conminado a elegir, elijo uno no incorporado a libro todavía ni hallable en la red y constituido por pocas palabras. Lo elijo por inequívoco (si es que coincidiéramos en que tengo una voz que proviniera de mí):


PIZCA DE BOLERO


La lujuria
-esa inundación-
es contigo

Glu
.... glu.


8) ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Es actualmente más ajustado, me dicen.


9) Para usted, ¿se nace o se hace escritor?

A las propensiones, las construcciones. ¿Se nace vendedor de tractores, jurisconsulto, pacifista, inescrupuloso, abnegado, visitador médico?


10) ¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la palabra?

Que no sea condescendiente consigo mismo/a. Que cuando en los grupos a los que vaya perteneciendo perciba la cerrazón del sectarismo y la endogamia, los rehuya, los combata. Que propenda a la honestidad intelectual y a la coherencia. Que no sólo lea libros de poesía. Y que los libros de poesía que lea no sea únicamente los recomendados por sus próximos. Y que los libros de poesía los relea (práctica poco extendida) y que se afiate en avivarse de los recursos y de las improntas, y que discierna entre un libro que juzgándolo muy bueno le provoca un placer módico o esforzado, de otro libro que juzgándolo muy bueno le provoca un placer intenso y oxigenante.

11) ¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

El vocablo industria le cabría a los sellos editores más bien monopólicos, ¿no?, multinacionales.

12) Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela, etc., ¿cuáles recomendaría?

Ceñido a unos pocos títulos, invito a toparse con éstos (no tan difíciles de adquirir, creo):
“El instante propicio” de Rafael Beláustegui, cuentos, Sigmurg;
“Op oloop” de Juan Filloy, novela (tengo la primera edición, de hace mucho, pero se ha reeditado);
“De un día a otro” de Ricardo H. Herrera, ensayo, Grupo Editor Latinoamericano;
“Lo cierto” de Diego Viniarsky, poesía, Ediciones Perse (escritor argentino recientemente fallecido, a los 40 años, a consecuencia de un accidente automovilístico).
Publicaciones periódicas actuales y obtenibles en algunos kioscos y librerías (desconsiderando a las que declaman -y con ademanes- lo que están arraigadamente incapacitadas de proporcionar): Cultural: “Lilith” (de Lanús); de poesía: “El Espiniyo” (de City Bell).

13) ¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios, cibernéticos, revistas virtuales, ñusleters, blogs, etc.?

Si de acceder a lectores se trata, a lectores es a los que se tienta con la instalación de textos en las diferentes propuestas en la Red.

14) Por último, ¿quiere usted agregar algo?

Éste, Gustavo, es un buen sitio para instar a los ensayistas a una labor orgánica partiendo del análisis de las poéticas de los autores argentinos contemporáneos. Verdaderos análisis y articulaciones. ¿Te sumás a mi inquietud?





Cuestionario de Gustavo Tisocco respondido el 4 de septiembre de 2006 por Rolando Revagliatti.