Sunday, September 23, 2007

Entrevista a CONCEPCIÓN BERTONE


¿Qué es para usted la poesía?

Es mi manera de estar en el mundo desde que tuve conciencia y más vitalidad que razón para comprenderlo. Es mi forma de respirar, lo ilimitado de mi interioridad, mi ADN, eso que devino en mí desde mi raíz y que me permite ser lo que sencillamente soy.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

Nací en Rosario en un barrio con baldíos y calles de tierra donde la vida transcurría en una paz impensable para estos días. Un barrio de inmigrantes italianos como mis nonos y mi padre. Seres para los que el trabajo más duro era una bendición. En lo que fueron los fondos de mi casa, hace tiempo que construyeron un supermercado inmenso. Lo que significa que los árboles frutales, la huerta edénica y el jardín donde crecí desaparecieron en una urbanidad desolada y ajena a todo el amor y la protección de la que gocé en mi infancia y mi adolescencia. Desaparecieron como lugar físico pero no como lugar de identidad y pertenencia, de hecho existen y respiran en lo que escribo. En ese mundo, en esa sencillez de vivir que todavía conservo, hice mi escuela primaria y mis estudios secundarios, trabajé para poder comprarme libros, vestirme y ayudar a mi madre y hermanos; me enamoré a los 15 años y me casé muy joven. Y aún con mis dos hijos pequeños, escribía y continuaba estudiando, dormía cuatro horas por día y cuidaba de la vida de los míos. Sin pensarlo, realmente sin ninguna ambición de trascendencia escribía los poemas y los libros que publicaron mis amigos poetas. Jamás llevé un poema a un diario sin que me lo pidieran y casi toda mi poesía fue publicada antes de ser édita. De allí mi deuda infinita con Jorge Isaías, Juan Manuel Inchauspe, Beatriz Vallejos, Angélica Gorodischer, Mirta Rosenberg, Martín Prieto, Daniel Samoilovich. También con Carlos Pereiro y Claudio LoMenzo muy especialmente, que publicaron Aria Da Capo y lo distribuyeron en casi todo el país con la revista La Guacha.

No creo en los premios literarios. No como una negación caprichosa o de principios descolgados de la realidad sino por dos motivos que no tienen mucho sustento para generalizar: el primero y fundamental es que me es imposible obligarme a cumplir ciertas reglas como sentarme a escribir para un premio y adecuarme a lo que viene implícito con el nombre de la convocatoria, y si no es eso, es porque no me urge terminar un libro que para mí necesita tiempo, y ese tiempo nunca encajará en el de los concursos, ni en el de la obligación, ni el de la ansiedad por publicarlo. No soy ansiosa, soy paciente, y eso es mi mayor virtud y mi peor defecto. El segundo, quizás más aleatorio aunque no para mí, es que he sido jurado, y no importa cuán justa quieras ser cuando hay otros cuyo juicio es diferente al tuyo. Y de eso se sale impotente y lastimado porque también lastimará a alguien que lo merecía más. Por lo tanto no participo en ellos como una opción relegada al destino, pero no los niego porque son una gran posibilidad para lograr una publicación o una retribución económica, y aliento a los jóvenes para que lo intenten. Gané una Beca –por concurso- de la Secretaríala Provincia de Santa Fe, para hacer una antología con la poesía de tres generaciones de mujeres poetas que, como digo en el prólogo, era mi ambición más desmedida. En el 2006 me presenté con un poema al Premio R. G. Tuñón, porque era una posibilidad entre miles de ganar el dinero de ese premio que me permitiría descansar en los meses del verano en el que mi trabajo free lance nunca me regala un respiro, pero como mi alusión al poeta era imperceptible en el poema, el jurado no pudo darme el primer premio y obtuve una Mención de Honor del Fondo Nacional de las Artes. Sin embargo he recibido muchos reconocimientos que para mí valen más que los premios, el de Marosa Di Giorgio, entre los más inesperados y emotivos. Y en este momento, el de la Universidad Nacional del Litoral, que tiene en preparación editorial la reedición de mis libros agotados y la antología antes mencionada. de Cultura de

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

Empecé a escribir cuando aprendí a leer y escribir entre los cuatro y cinco años, jugando a la maestra con mi tía catalina, la hermana menor de mi padre. Escribía poemas y obritas de teatro para los actos de la escuela. Mis maestras me daban la pizarra de las efemérides y todos los espacios que podían alimentar esa singularidad artística que veían en mí. Eran otros tiempos, otra las condiciones espirituales, culturales y económicas de los educadores. Lo precario de esos años no tiene un punto de comparación con lo que ahora sucede, aunque en lo político pasaban cosas de las que yo no me di cuenta hasta mucho después, cuando en el secundario me enfrenté con los libros que cambiaron mi mirada, mi pensamiento del mundo y mi escritura.

¿Cómo definiría a su poesía?

No sé. ¿Cómo se explica la búsqueda de una misma, siempre regresándose hasta la arista o la lisura del hueco de la memoria de lo familiar, de lo íntimo que no sea una confidencia mera?¿Cómo explicar ese secreto encerrado en el cuerpo, que no es la historia sino la memoria de la infancia como quimera y desvelo, como libertad y límite apasionados, como felicidad y desgarramiento aunados en una inmensa y fascinante soledad? No sé, pero en esos interrogantes está la definición.

¿Qué autores influyeron en su poética?

J. L. Borges me regaló la tradición y la búsqueda de una forma que contuviera lo que quería decir; Cesar Vallejo el valor de la identidad y la dimensión de lo humano; Eugenio Montale el misterio de la reticencia y el valor de la imagen; Paul Celan la luz y la sombra de la lengua; Constatino Cavafis la vigencia del mito, la belleza y el coraje de poner el cuerpo todo en el poema. Y también Rilke, Eliot, Pound, Nerval, Góngora, Baudelaire, Miguel Hernández, Martí, Drummond de Andrade, Manuel Bandeira, Eliseo Diego. Todos los griegos me dieron algo, todos los italianos. Pero Saint-John Perse me mostró la dicha del trabajo con la palabra, la aventura poética, el viaje hacia el corazón de la escritura, como adviento siempre. Jamás como resentimiento.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Nunca pensé ni pienso en eso. Pero quizás en el no pensarlo haya algún fin logrado o por lograr...

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

No sé si la pregunta se refiere a un poema mío o de otro autor. En el caso de que sea un poema de otro, elijo “Ese general Belgrano”, de Aldo Oliva, porque no puedo dejar de leerlo y cada vez que lo leo me traspasa, me embarga de emoción, de la gracia de esa escritura alta y llana. Y la garganta se me anuda, y lloro. Si fuese uno mío, elijo “El baño”, porque necesité una resma de papel y dos meses para escribir lo indecible y lo cierto hasta donde podía, en medio del dolor de la pérdida del amigo y del poeta extraordinario que era y será siempre Aldo Oliva. Quien no lo ha leído se pierde la experiencia de saber todo lo que hace posible la palabra cuando estallan sus sentidos
en una “Desobediencia debida”.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Ha cambiado como ha cambiado mi cara y mi manera de sentir, pero no la de ser o de enfrentar la vida. Es verdad que en mis libros anteriores, como dice Marosa de mi poesía, no necesitaba de muchas palabras. Ahora, mi poesía se abrió y necesita más espacio en el papel, pero no deja de ser un trabajo entornado en el concepto, apretado pero con mi forma de respirar de ahora, más lenta, más profunda, más tranquila. Ya no me altera la vida ninguna pavada cotidiana ni intelectual, por así decirlo. Ese barullo afuera por ser o pertenecer a tal o cual capilla de poder, ya no me da asco, me hace reír o me deja fría. Hay gente a la que les hacen falta unos hijos, unos nietos, unas nueras por quienes vivir. Un jardín, una vecina que no tenga ni la menor idea de lo que una hace, en fin. Y los cambios en la escritura y en lo corporal tiene que ver más con eso que con el estilo. Joaquín Giannuzzi fue y será siempre un ejemplo de lo que pienso sobre esto.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

Cuando me hacen esta pregunta, siempre respondo lo que dijo el guatemalteco Monterroso: “No conozco a ninguno que no haya nacido, pero sé de algunos que nunca morirán”.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

Nunca doy consejos porque a mí más que consejos me dieron palos duros y parejos, con la mejor de las intenciones, cosa que agradezco siempre. Pero les diría y les digo sinceramente y con la mayor dulzura: que no se puede escribir sin haber leído y sin seguir leyendo por placer y con hambre de conocimiento; que uno debe saber desde dónde escribe y para qué escribe; que un escritor es su voz, su singularidad. Y que no se puede escribir pensando en lo que dirán los otros, en la aceptación de los otros. Que la escritura es el lugar del más infinito goce y de la a más plena libertad, lo que es también decir: trabajo, oficio, compromiso, sudor agradecido. Arte que devuelve todo lo puesto en él de la manera más bella y misteriosa.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

No la veo. No para los poetas. Nuestros libros son inhallables. Salvo esas patriadas de algunos editores que también son poetas. Salvo eso, no la veo. Y no puedo opinar desde un lugar ajeno al sentimiento, no sería válido.

Si tendría que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

Recomendaría: El oficio de mentir, de Abelardo Castillo; Cabeza final, de Joaquín Giannuzzi; Aldo Oliva, Obra completa; El grado cero de la escritura, de Roland Barthes; La Condición Humana, de André Malraux; Un Bárbaro en Asia, de Henri Michaux; el Tratado Teológico-Político, de B. Spinoza; El Vacío que nos Invade, Antología poética de Eugenio Montale; Ensayos escogidos, de Gottfried Benn y Cuentos Completos, de Juan Carlos Onetti.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?

Me parecen extraordinarias. Nunca vi tanto fervor en torno a la difusión, la discusión, la información, el encuentro con la palabra y con los autores. Tanto trabajo y generosidad en pos de transmitir y dar a conocer lo que sucede con ella, de infundir y reunir en torno a la palabra a tanta gente, especialmente a los más jóvenes. Y en tiempos tan difíciles, ver cómo toda esa virtualidad los hace reunirse físicamente, oralmente, en ciclos de lecturas, de confrontación de ideas, de lucha por lograr espacios de la ciudad que inviten a escuchar y transmitir ese fervor por la literatura viva.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Sí, mi agradecimiento por esta posibilidad de expresarme y de encontrarme con la expresión de otros poetas queridos y admirados. Me conmueve siempre la consideración de la vida de los pares y la difusión de su obra, como de otra manera y con la misma y generosa intención lo hicieron Raúl Gustavo Aguirre y Juan Manuel Inchauspe. Pero no me extraña porque como escribió Paco Urondo en Spitfire: “Somos colegas, si se quiere, y estamos estampados / en esta necesidad de mover el mundo con algunas palabras, o / proyectos; o viajando en busca de nuevos horizontes, / o mentir: tendremos seguramente alguna cosa que de decir / aunque / parezca difícil asegurar si serán hechos o promesas. Somos / pretenciosos y sólo con la muerte vendrá el silencio y la / soledad.”


Concepción Bertone

Tuesday, September 18, 2007

Entrevista a RAÚL ACOSTA


¿Qué es para usted la poesía?


-- Es una fuerza, un pulso, algo que viene golpeando. ( ..." un pulso que golpea las tinieblas..." ---Gabriel Celaya ) Está en nosotros. Se vive en poesía, aunque no se diga de modo constante.

Y todos, cuando una pasión está dentro, terminamos en poesía, hasta las tribunas.


¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?


Libros Publicados:

1975

Ensayo: El Fútbol nuestro de cada día.-

1979

Poesía: 100 poesías de Rosario.-

1985

Ensayo: Sexo y Peronismo.-

1987

Ensayo: Perón y su tiempo.-

1989

Ensayo: Se están violando a Juan Jacobo Rousseau

1994

Ensayo: Para entender Santa Fe (En colaboración E. Seminara)

1995

Novela: 16 de setiembre de 1955, día del vencido

1996

Poesía: Anónimo conocido

1999

Poesía: La imagen de mi amor y su esperanza

1995

Poesía: Poemas para leer después de los cuarenta

2001

Poesía: Que de un viento errante somos ventarrón.-

Teatro: Edipo de Vidrio

( representaciones 1996-97 )

2005

Poesía: Algo nuevo, algo prestado, algo blue

2005

Poesía: Muchas palabras parecidas

2007

Poesía: Con el cuerpo en el alma


¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?


---No se. Se que las primeras cosas publicadas ya estaban en la revista del colegio secundario( 1955-1960). En el periodismo desde 1964. Desde allí todo se confunde. Siempre escribí.


¿Cómo definiría a su poesía?


--Urbana, coloquial.


¿Qué autores influyeron en su poética?


--Tuñón, Gelman, Sala. Urondo. Goytisolo. Miguel Hernández. DISCÉPOLO. MANZI.


¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?


--Que la canten. Que la usen.


¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?


--Me gusta el último. El que estoy haciendo.

Me gusta porque aún no lo corregí demasiado y tiene "carnacha" dentro.


¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?


--Cada vez tengo menos miedo,

estoy mas descuidado, menos almidón, mas sinceridad. Todos los días me importa un poquito menos "La Academia.


¿Para usted se nace o se hace escritor?


El que no lee puede preguntarlo. Quien lee, lee, y sigue haciéndolo, en algún momento recicla las palabras.

Si no lo sabe... ya lo sabrá ( es una amenaza).


¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?


--Leer, sin miedo, a destajo.

Leer todo y no enjuiciar.


¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?


--Demasiado dominada por "las grandes marcas".

En literatura, en las letras, también hay cuestiones similares a las de "las tres tiras" y "la pipa".

La poesía sigue siendo cuestión de artesanos, talabarteros, sandalias para caminar hasta mañana.


Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?


--Todo Tuñón ( aunque se asuste) todo Gelman, todo Horacio Sala. Y guardar Fervor de Buenos Aires, guardarlo como si fuese el último pan. Yo aprendí a leer a Saer. Se puede.


¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?


--Todo bien, pero hay que seguir leyendo.

Todos los sistemas conviven mientras el hombre los habite.

Y, a la vez, si un sistema atrasa, si compite con la lectura, tendría que desaparecer.


Por último ¿Quiere usted agregar algo?


--En el idioma donde estamos lo único que retrasa es la indiferencia por el de al lado.

Somos el de al lado, hermano...



RAÚL ACOSTA

Friday, September 14, 2007

Entrevista a HÉCTOR BERENGUER


¿Qué es para usted la poesía?

Es un oficio sagrado, lo ha sido desde el origen de los tiempos al cual no se llega nunca. El intento de hombre infinito, mandala de palabras para sobrevivirse con la intención de ser eterno. La memoria, la palabra juegan a ser dios porque el hombre no es nadie y lo sabe.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

Hay cosas que contar no quiero, nadie debería contar todo de su vida pero hay momentos de gracia: un día en el AlbaizÍn en Granada frente a la Alambra, al alba, cantó el ruiseñor, supe que era Lorca que me daba su bienvenida, después hablando con su sobrina me contó detalles de un entramado de sueños y fantasías del poeta que coincidían exactamente con lo que le iba describiendo. Extraña sincronicidad…

La poesía como decía un amigo mejicano es el lenguaje de Adán y Eva, algo divino en nosotros que quiere quedarse y no morir para siempre, después vienen las obras, como el camino recorrido, con los zapatos gastados, están mis “Marcas de agua”, “El libro de Shen Shin”, “Venenos orientales” y “Entre la nada y el asombro”, mi palabra irremediable.

No creo en los premios s.f. en la distinción del reconocimiento a una obra de vida, lo otro es solamente mercadeo, una forma de ver todo en términos de premios y castigos eso nunca me interesó.

Desde hace diez años coordino el ciclo “Poesía en El Círculo” en el Teatro El Círculo de la ciudad de Rosario, este año con motivo del festejo de la continuidad del ciclo se llevó a cabo en el mes de agosto la Semana de las Letras y la Lectura , con poetas nacionales y del exterior.

http://semanadeletrasylectura.blogspot.com/

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

Empecé a escribir por temor o admiración o para exorcisar los enormes sueños que tenía, que no estaban a la altura del hombre que era, después me he dado cuenta el valor terapéutico de esto pero escribir es amor a… no es contra nada, es un acto de afirmación siempre inaugural.

¿Cómo definiría a su poesía?

Mi poesía es el lugar por donde después quisiera pasar yo como hombre.

¿Qué autores influyeron en su poética?

Primero fue Whitman , después Pessoa, los poetas chinos y así como una escalera al cielo…

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

No hay un fin hay un medio poético, un cierto estado de gracia de deuda con la vida, de gratitud también con los demás que nos han dado la palabra no para que se levante como un muro sino como una donación.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

Me gusta uno de los cantos de Pound donde discurre por toda la poesía china y uno no se da cuenta y ya esta casi cerrada la historia. Saber tanto y decirlo también es ser un bendito.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

El lenguaje poético no es distinto de la vida , es irremediable que cambie pero siempre hay que tener una edad de oro en el corazón, un lugar inocente que sustraiga del tiempo en que uno vive, algo atemporal.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

Se nace y se hace o se puede invertir la fórmula, pero es inevitable que las dos cosas no pueden andar por separado.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

En primer lugar hay que ser fiel y es casi imposible no traicionarse alguna vez, ser fiel es tener fe en la palabra que abre corazones duros como piedras contra eso no pueden los venenos.

Por poco tiempo que se tenga escribir es urgente y leer es inmediato no se puede escribir sin leer.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

Produce cosas desechables , obras desechables, ya murieron las vanguardias pero se insiste desde el mercado en legitimar obras que son tendencias nada más, sin mejores argumentos. Después, está lo que creo valioso la larga lucha contracultural, el intento constante de los muchos que quieren romper el sistema sin romperse la cabeza contra el sistema. Las editoriales son para ganar dinero , no es malo ,pero el arte es otra cosa.

Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

Uno solo nunca podría, pero pueden ser dos, como en el amor, pienso en “Canto a mí mismo” de Whitman y me gusta mucho releer “El vino del estío” de Ray Bradbury.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?

Todo es válido lo cual no quiere decir que todo sea legítimo pero hay que intentarlo todo para poder elegir.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Agradecer.

Héctor Berenguer

Sunday, September 09, 2007

Entrevista a ALEJANDRO MAURIÑO


¿Qué es para usted la poesía?

Muchas cosas. En lo personal es una forma de vida, una actividad que, mal o bien, marcó mi vida. Es un desafío también, porque habiendo tan abundantes colegas en todo el planeta, sobresalir y destacarse gracias a ella es casi un imposible ya asumido por mí. Por lo demás, tengo conciencia de que el género es el más antiguo en la escritura humana, y continúa siendo tan vivificante como muy atrás en el tiempo. Es un lenguaje para el tiempo. Emociona tanto ahora, en pleno siglo XXI, un poema erótico del rey Salomón como una cuarteta de Omar Khayam, o una estrofa de Safo como un breve poema de Li Tai Po.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

Nací en Buenos Aires pero pasé casi toda mi vida en Corrientes. Soy periodista de carrera (Círculo de la Prensa, 1971). Estuve casado 24 años la primera vez, y tres la segunda. Tengo dos hijos y un nieto. Hasta el momento edité veintiséis títulos, en los géneros poesía, cuento, ensayo y novela, entre 1973 y 2006. Obtuve varios premios literarios, algunos de los cuales significaron la edición de libros. Dirigí y estoy incluido en numerosas antologías, algunas internacionales. Fui subsecretario de Cultura de la provincia de Corrientes entre 1993 y 1995. Fundé el Ateneo Khayam en agosto de 2004, dedicado a la difusión de la poesía y en plena actividad hasta ahora.

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

A los quince años, por esas misteriosas razones que hacen escribir proto-poemas a los adolescentes. Con mucho trabajo personal, porque nadie enseña a nadie a escribir poesía, descubrí lo básico de la cuestión (metáfora, rima, métrica, símbolos, etc.) y cuando me di cuenta, a los 25 años, edité mi primer libro. Poco a poco, el escribir se me hizo imprescindible para mi subsistencia, dicho esto en un sentido espiritual, no material.

¿Cómo definiría a su poesía?

Cierto vitalismo heterogéneo, con pinceladas borgeanas, girondeanas, machadinas, albertianas, más confesadas influencias del gran Omar y Dylan Thomas, podría ser una manera de decir qué escribo en poesía, aunque es el lector el que finalmente define. En narrativa reconozco a muchos maestros, como el gran “Saki”, nuevamente Borges, algo de Cortázar (su primera época), Sturgeon, Bradbury, Macedonio Fernández, Arthur Clarke, Kafka y muchos otros. Como decía JLB, sigo siendo más lector que escritor…

¿Qué autores influyeron en su poética?

Esto ya está respondido en la anterior, pero quiero agregar que siguen influyéndome, en un proceso que no termina y más aún, se renueva. Días atrás releí a Francisco Luis Bernardez (aquel de “La ciudad sin Laura”), y de pronto noté que un poema que produje luego apuntaba a su magistral estilo. Es difícil despojarse de lo consumido literariamente.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Séneca decía que “todo hombre muere tres veces: cuando aún no nació, ya que no existe; cuando cierra sus ojos para siempre; y cuando muere el último que se acordaba de él…” Con lo que escribo pretendo llegar muy lejos en el tiempo, burlarme un poco de la nada que nos acosa.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

Textos que recuerdo con emoción: “Poema de los dones”, “De que nada se sabe”, Blind Pew”, de Borges; grandes partes del Martín Fierro, de Hernández; todo el libro “A la pintura”, de Alberti; “Mujeres y caballos”, de Odín Fleitas, poeta correntino; “Tarot”, de Juan José Folguerá, también correntino; “Habla un soldado de Berón de Astrada”, de Ma. Judith Molinari, también correntina; muchos breves de Antonio Machado; geniales tangos de Homero Manzi… Y muchos más. De los míos elijo “Placeres solitarios” y “Magnífico gusano” insertos ambos en “Oraciones ateas”; “Espinas” (de “Otros poemas”); “Tormenta” (de “La soledad avanza”; algunos haikus y tankas de “Elegías” y el más reciente “El innombrable”, que integrará la colección “Extranjero del mar”.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Mucho, sin duda. Lo que escribía aquel Alejandro Mauriño de 25 años poco tiene que ver con éste, de 59. Aquel era influenciado por Mario Benedetti, Oliverio Girando, Pablo Neruda. El actual prefiere leer a Omar Khayam, y beber como él.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

Ambas cosas. Y si se dan juntas, aparece un Borges…

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

Que haga de la literatura un medio de vida inevitable. Aunque para ello tenga que ser verdulero, futbolista, empleado administrativo o médico. Las letras nos hacen vivir, el resto nos permite sobrevivir.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

En la Argentina se produjo un renacer a partir de la crisis del 2001. Gracias a una debacle económica, la industria editorial nacional revivió y ahora se edita aquí para afuera. El menemismo la había destruido casi totalmente, como a todas las demás industrias.

Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

Siempre releo y recomiendo el “Martín Fierro”, de José Hernández; sugiero las obras completas de Borges; los cuentos de Saki; “Juliano”, novela histórica de Gore Vidal; “Veinte poemas para ser leídos en el tranvía”, de Oliverio Girondo”; “Rubaiyat”, de Khayam; los “Veinte poemas…” de Neruda; varios ensayos de Bertrand Russell… Y muchos otros más.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter, blogs etc?

Hay de todo, como siempre; material muy bueno y olvidable. Es una manera de agilizar el fenómeno cultural, pero el libro de papel, cartón y cuero seguirá intacto.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Me gustaría que en las escuelas primaria y secundaria se renueve la enseñanza de la poesía y el recitado, cosas que actualmente están prácticamente olvidadas por los pésimos planes de enseñanza vigentes. Que se haga hincapié en las artes, en general.

ALEJANDRO MAURIÑO